Los dos detenidos por el doble crimen del diputado Héctor Olivares y su asesor Miguel Yadón, cometido en mayo en la plaza del Congreso, volvieron a declarar en una recreación realizada esta mañana en el lugar del hecho, donde cada uno acusó al otro de ser el autor de los disparos, informaron fuentes judiciales.
La única novedad es que, en esta oportunidad, Juan José Navarro Cádiz (25) admitió por primera vez que la pistola Bersa Thunder calibre .40 con mira láser usada en el doble asesinato era de su propiedad y que la había ido a buscar minutos antes a su casa para mostrársela al otro imputado, su primo, Juan Jesús "El Gitano" Navarro Cádiz (42).
La reconstrucción fue realizada desde las 7.30 en Avenida de Mayo y Luis Sáenz Peña, en la Plaza del Congreso, frente al monumento de Mariano Moreno, el mismo sitio donde la madrugada del 9 de mayo pasado asesinaron a Olivares y Yadón, y estuvo encabezada por el juez Mariano Iturralde y la fiscal Estela Andrades.
A diferencia de la primera reconstrucción realizada en el 12 de agosto último, que fue técnico pericial y contó con la única presencia de los magistrados, los defensores y la Policía Científica de la Policía Federal, en esta oportunidad estuvieron presentes los dos detenidos.
Para recrear la situación, el tránsito fue cortado y al lugar se llevó un Volkswagen Vento similar al de Fernández, un micro estacionado por delante, actores que hicieron de las víctimas y de los imputados y hasta una pistola con mira láser idéntica a la del hecho.
Ambos acusados fueron filmados y declararon por separado y el primero en hacerlo fue Fernández (42), quien se mantuvo en sus dichos y contó que esa madrugada, mientras estaban dentro de su auto tomando alcohol, su primo, sentado del lado del acompañante, extrajo un arma, lo corrió hacia atrás y comenzó a efectuar los disparos apuntando con ambas manos a una altura entre su pecho y su cara.
Según las fuentes consultadas por Télam, luego fue el turno de Navarro Cádiz, quien reconoció por primera vez que la Bersa con mira láser -tal como ya había averiguado el juzgado- la había comprado en la ciudad de Tandil a un vendedor de antigüedades y que esa noche, la fueron a buscar a su domicilio de la calle Rodríguez Peña 34 a pedido de su primo Fernández, quien la quería ver porque era conocedor de armas de fuego.
"Navarro explicó que cuando volvieron a la plaza, estaban consumiendo petacas y líneas de cocaína que Fernández preparaba sobre la cartuchera de los documentos del auto y en ese interín su primo manipulaba el arma, armándola y desarmándola, poniendo y sacando balas y montando la corredera y que en un momento, escuchó las detonaciones de la pistola", contó a Télam una fuente judicial.
A partir de las versiones que dio cada uno y de la posición desde donde cada imputado dijo que el otro supuestamente efectuó los disparos, los peritos de la PFA presentarán dentro de diez días y ante el juez Iturralde un informe para concluir cuál de las versiones se ajusta a lo ocurrido de acuerdo a la posición de la boca de fuego y las trayectorias balísticas.
El crimen de Olivares (61) y Yadón (58) ocurrió el 9 de mayo, cuando salieron a hacer su caminata matutina habitual por la Plaza del Congreso, y a las 6.50, al pasar por segunda vez delante de un automóvil Volkswagen Vento estacionado, les efectuaron varios balazos.
Yadón cayó muerto de tres disparos en el lugar, mientras que Olivares recibió un tiro que lo dejó herido de gravedad y falleció a los tres días.
Tanto Fernández como Navarro Cádiz están procesados con prisión preventiva firme por los delitos de "doble homicidio agravado por haber sido cometido con alevosía y por placer, así como también por el empleo de un arma de fuego, en concurso real con portación de arma de guerra", fallo confirmado por la Cámara del Crimen.