Un nene de tres años bebió destapa cañerías que estaba guardado de una botella de gaseosa y sufrió lesiones que lo dejaron en terapia intensiva, a pesar de que fue trasladado inmediatamente al hospital.
La madre del niño había tomado la precaución de mantener el producto en lo alto de la alacena pero él escaló por los cajones de la cocina y llegó hasta la botella, que confundió con alguna gaseosa y bebió.
"Apenas llegó a la guardia se le realizaron exámenes de laboratorio, radiografía torácica y abdominal y electrocardiograma", contó a Con Bienestar el pediatra y gastroenterólogo infantil Julián Martín Fernández (MN 121.232).
Y cuenta: "Se programó una videoendoscopia digestiva alta a las 12 horas del episodio, mediante la cual confirmamos que había lesiones en el esofágo". La videoendoscopía es un examen clave, ya que hasta un 20 por ciento de los niños no presentan síntomas y tampoco evidencian lesiones que solo son visibles mediante endoscopia.
"Por el tipo de lesiones que presentaba requirió internación en terapia intensiva, con medicación supresora de ácido, antibióticos y corticoides endovenosos", contó el profesional. Tras varias semanas de tratamiento, el niño quedó fuera de peligro.
Según el Servicio de Gastroenterología Pediátrica del Hospital Nacional Posadas, siete de cada diez chicos afectados por consumo accidental de elementos de limpieza son menores de tres años.
"Todos estos limpiadores deben ser guardados bajo llave y muy lejos del alcance de los niños. Como en este caso, ellos pueden acceder a lugares altos usando sillas u otros objetos con este propósito", advirtió Fernández.