Las mamás que sufrieron una muerte intrauterina insisten en la creación de un registro en el que se inscriban a los bebés fallecidos en el vientre con nombre y apellido para que no sean declarados por el Estado como NN.
El proyecto de ley, que perdió estado parlamentario en 2019, no fue aprobado en la comisión de Salud, porque allí no contemplaron la condición de que los bebés sean considerados personas a partir de las 20 semanas de gestación. “Está basado solo en la terminología medica, no en la salud mental; no se toma en cuenta el proceso de duelo a futuro. A través de la pandemia, muchos entendieron la importancia de despedirse de sus seres queridos”, manifestó Jessica Ruidiaz, consultora psicológica especializada en duelos perinatales, en diálogo con Vía País.
“Fue presentado en distintas provincias como Córdoba, Entre Ríos, Chaco, Buenos Aires, y tampoco fue aprobado. Es algo a lo que no se le da importancia y tenemos mamás que están con medicación psiquiátrica, es un tema tabú”, agregó.
Actualmente, los bebés que fallecen en el vientre materno antes de la semana 20 de gestación o que pesan menos de 500 gramos, además de no ser inscriptos en los Registros de Defunción, son desechados como residuos patológicos.
En ese sentido, el artículo 72 del proyecto de ley propone implementar un formulario, denominado “Certificado Médico de Nacimiento sin Vida”, en el que constan los datos personales tanto de la madre como del nacido sin vida. Mientras que, en ningún caso, el certificado contiene las iniciales “NN” con el fin de respetar el nombre elegido por los padres.
El proyecto, con el que también se busca contar con una estadística de salud pública que aún no existe, fue redactado por la fundación “Era en abril”, que agrupa a madres que pasaron por la experiencia de perder a un bebé durante el embarazo.
La iniciativa fue presentada por la diputada María Emilia Soria (FpV) en la Cámara baja el 10 de marzo de 2016 pero como perdió estado parlamentario, lo volvió a presentar el 6 de marzo de 2018. El tema no llegó a ser debatido ni en comisiones.
Ahora, hubo contactos con la senadora Silvina García Larraburu (FdT) para impulsar el proyecto con más fuerza y que pueda convertirse en ley, pero Ruidiaz reconoció que la legisladora “no se volvió a comunicar”.
Estudios y publicaciones
Según un reporte de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) publicado en 2020, alrededor de dos millones de bebés nacieron muertos en 2019 y se estima que, sin una acción urgente, 20 millones más nacerán muertos para 2030.
La mayoría de los casos se dan en países de ingresos bajos y medianos bajos, y entre las poblaciones vulnerables; dicha brecha en la atención medica se ve aún más afectada por la pandemia de coronavirus.
“Un mortinato ocurre cada 16 segundos en algún lugar del mundo. Esto significa que cada año, alrededor de 2 millones de bebés nacen muertos, una pérdida que va mucho más allá de la pérdida de la vida”, destacó Ruidiaz, quien es mamá de Sofía, fallecida en 2007, y de Victoria que tiene 12.
Asimismo, la revista internacional The Lancet publicó una investigación sobre los efectos del duelo perinatal y se remarcó que las secuelas a nivel emocional pueden “durar décadas”, es decir, que es un efecto que no desaparece en un par de meses o que se supera con un nuevo embarazo.
Ese mismo informe resaltó una cifra alarmante: el 92,6% de las muertes intrauterinas son evitables.