El reloj marca las 7:30. La actriz Fernanda Callejón comienza su rutina: desayuno potente, media hora de entrenamiento, elige su atuendo, ordena la casa, prepara el almuerzo. Todo eso, en compañía de su hija Giovanna, que tiene cinco años. Una vez que termina gran parte de sus actividades diarias, viaja hacia la ciudad y está lista para grabar “Corte y confección famosos”.
“Volver a un lugar donde uno fue feliz es un placer”, cuenta con orgullo. Es que en sus más de 30 años de trayectoria, transitó infinitas veces los estudios de El Trece. “Siento una felicidad enorme porque he trabajado mucho con la productora y mi experiencia fue increíble. Por eso es tan importante regresar y trabajar con ellos”, señala en diálogo con VíaPaís.
Además, confiesa que la moda le apasiona y que quiere aprender a usar la máquina de coser. “Sé poner botones pero no coser con máquina”, cuenta entre risas.
“Para mí ‘Corte y confección’ es integrar la moda y la costura, y la moda comunica”, dice quien tiene “percheros armados” y piensa su look diario con mucha anticipación.
Al principio, la propuesta de formar parte del certamen le “sonó raro”. Sin embargo, al cabo de unos minutos sintió que debía estar ahí: “Me conectó con mi niñez”.
“Mi madre comenzó a trabajar de modista a los 19 años y dejó a los 45 por una lesión en las cervicales. Ella amaba su profesión, cosía hasta altas horas de la madrugada”, relata Callejón y agrega: “Yo nací debajo de una máquina de coser y tejer”.
Describe las tareas que hacía su madre con pasión y mucho amor. Sin embargo, recuerda que durante su época escolar en Villa Carlos Paz fue discriminada por sus pares.
“La sociedad te pone en contra de tu propio oficio y de tus orígenes”, recalca. “Me generaba ciertos prejuicios sobre lo que me daba de comer, que era ese trabajo de mi madre. Incluso cuando nos hacía ropa a mi hermana y a mí, no nos gustaba porque queríamos comprarla”, revela.
Fernanda encuentra en este nuevo desafío, del que ya es parte, una oportunidad para “reivindicar la profesión de modista“ y la “historia” de su familia.
Se define a sí misma como una persona muy sensible, algo que queda a la vista del otro lado de la pantalla.
En este sentido, explica: “Soy canceriana y artista. Trabajo con mis emociones y también tengo mis recursos porque me formé haciendo y aprendiendo de mis compañeros. Le pongo la voz, el cuerpo y el alma al personaje que me toque. En el certamen no hago ninguno pero uso todo lo que me pasa cuando recuerdo algo, o cuando una consigna me lleva a algún lugar”.
“Con la sensibilidad, cada uno encuentra la identidad de lo que hace. Yo estoy acá para crecer con este desafío. Vengo a aprender”, cierra.