Una cámara desde su casa en Madrid y el talento le bastaron a Luz Cipriota (35) para ser la elegida en un extenso casting. Paradójicamente, la primera película de la que formó parte tuvo lugar en México. Y sin imaginarlo, pero apostando todo, la actriz argentina fue seleccionada para dar vida a Lucía Miranda, uno de los personajes de “Luis Miguel: La serie”, el éxito de Netflix.
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-”Luis Miguel: La serie” es un éxito y vos formás parte. ¿Qué se siente?
-Lindo, la verdad. De alguna manera, yo me estoy sumando a un éxito que viene de la primera temporada. Poder formar parte y subirme a este tren, me encanta porque es algo que a nivel mundial es muy reconocido. Todavía tenemos mucho más para dar en esta segunda temporada así que me siento bien y ansiosa por seguir viendo los episodios.
-En una oportunidad mencionaste que eras fan de la primera temporada. ¿Cómo llegaste a formar parte del elenco?
-Realmente yo había visto toda la serie, me había encantado, me parece super atractiva la historia, el detrás de cámara que nadie conocía de la vida de Luis Miguel. Yo me enteré de que iba a aparecer este personaje de Lucía Miranda y, a través de mi representante, Paula Aisenberg, en Argentina, surgió la posibilidad de hacer un casting. Yo estaba en Madrid y el casting fue en Argentina, antes de la pandemia. Tuve la posibilidad de hacerlo desde acá por una modalidad que se llama self tape, donde yo grabo el casting en mi casa y lo mando. Yo venía haciendo mucho esta modalidad para mandar a otros países para diferentes series, entonces es algo que lo tengo como muy entrenado. En ese momento, me armé todo el look de Lucía Miranda, la investigué y todo, y pude mandar el casting. Después de varios meses, porque fue un casting largo que se le hizo a muchas actrices argentinas, me llamaron para decirme que me habían elegido y fue una felicidad absoluta.
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-¿Cómo fue el momento desde que mandaste el video hasta que te dijeron que habías sido seleccionada?
-Cuando hago un casting, intento sacarlome de la cabeza, porque muchas veces no tenés respuesta y te enterás de que no quedaste cuando ya salió la serie y está otra actriz. Entonces uno trata de borrarlo de la mente. Pero sí estaba en contacto con César Bordón porque habíamos trabajado juntos en una película que todavía no se estrenó entonces cuando tuve la posibilidad de hacer el casting, le dije: “Mirá qué gracioso, acabo de hacer el casting para hacer de tu mujer”. Simplemente lo comenté con él pero no había mucho más que hacer que esperar. Cuando sucedió, obviamente, fue con el primero que lo comenté. Estábamos felices de volver a trabajar juntos.
-Así como vos había otros argentinos en el elenco de “Luis Miguel. La serie”. ¿Se sentía la presencia argentina en el set mexicano?
-Sí, totalmente. Hubo varias escenas que nos tocó a cuatro o cinco argentinos juntos y sí, a la vez, es loco saber que en la vida de Luis Miguel había tantos argentinos alrededor. Argentina fue un lugar donde él fue muy reconocido y, de alguna manera, que en su entorno haya tantos argentinos, da orgullo. Sobre todo saber que somos actores argentinos que estamos participando de series internacionales de Netflix, lo cual es el triple de orgullo también por poder participar en estas superproducciones a nivel mundial. Cuando me preguntaron qué te parece que tendrían que comer tus personajes, yo dije “milanesas”.
-Metiéndonos en tu personaje, Lucía Miranda, si tuvieras que trazar una línea entre ella y Luz Cipriota, ¿qué diferencias y similitudes encontrás?
-Algo que yo sentí muy afín a ella fue que, de alguna manera, dejó su carrera de modelaje en Argentina para radicarse en México y empezó su vida de cero allá. Con eso no puedo no sentirme identificada: yo estoy Madrid, es verdad que yo no tuve que dejar mi carrera sino que fue reinventarme en otro país, aunque seguís trabajando para Argentina también, pero me sentí identificada en ese sentido. Ella tiene su marido, Hugo López, que es su todo en México porque está recién llegada y no tiene mucha gente ahí, entonces eso se resignifica a la hora de que su marido no esté bien de salud. Ella está ahí con él pero no tiene el apoyo de su familia todos los días, de sus mejores amigos; y eso me pasa a mí un poco, sin dudas. Acá, en Madrid, mi gente más querida está lejos y es algo con lo que empatizo muchísimo. Después, hay muchas diferencias entre el mundo del modelaje o la música con el que yo vivo, que es el mundo de la actuación. Ella es una mujer muy estética, muy de que le gustan los detalles entonces me fijé mucho en ese tipo de cosas que a mí me gustan también. Me gusta estar como linda y prolija. Me río cuando digo “prolijo” porque en España no existe esta palabra y necesito decirlo: prolijo.
-Imagino que en tu amplia trayectoria tuviste que adaptarte a los personajes y con ello viene el cambio de look. ¿Cómo fue en este caso?
-Eso me encanta, no lo puedo evitar. Siento que los cambios de look, sobre todo del pelo, me ayudan muchísimo a entrar en personaje. Lucía tiene este corte tan característico que no podía no tener yo. Por supuesto que podría haberlo adaptado con una peluca o un flequillo falso, pero a mí me ayuda mucho. Cambiar yo por dentro. Ir al supermercado con ese corte, dormir y levantarme con ese flequillo, y ver qué me pasa aunque no sea una elección para todos los días. Siento que me mete en personaje, no solo los dos minutos que dure la escena, sino en el día a día y que sea como una cosa natural que llevo siempre. Es jugado, siempre es jugado y me veo rara cada vez que me veo el cambio de look. Digo: “¿Qué hice? ¿Por qué? Tenía el pelo por acá, rubio, y pasé al carré con el flequillo; y a la vez me divierte. Es parte de mi trabajo. Los mismos peluqueros se sorprenden, me dicen: “¿De verdad te lo quieres cortar, no quieres ponerte peluca?” y yo digo: “¡No, no. Corten, corten!”. Me gusta que sea natural y que la gente vea el pelo real de la actriz.
-¿Cuál fue el momento en el que decidiste dedicarte a esto? ¿Imaginabas que ibas a llegar tan lejos?
-Lo de llegar tan lejos, lo puedo tomar por las millas en las que estoy viviendo, porque estoy lejos de verdad. Yo nunca me puse metas de a dónde llegar, sino que siempre fue un paso a paso de poder hacer cosas que me gustaban y estar en producciones que tuvieran presupuesto, despliegue donde uno pudiera desarrollar personajes interesantes. Yo creo que tuve muy claro desde muy chica que quería dedicarme a esto, pero uno nunca sabe qué va a pasar. Mi primer casting fue para una película, casualmente, en México con García Bernal. Me fui a filmar y de alguna manera, si bien ya venía tomando clases de actuación, para mí, esa película fue tomar la decisión de si me quería dedicar a esto o no. Una cosa es tomar clases de teatro y estar formándote, pero hasta que no estás en un rodaje, dicen “Acción” y se te paraliza el corazón, no sabés si te querés dedicar a esto. Ese fue, sin dudas, el momento en el que dije “esto me encanta, quiero hacerlo, ojalá pueda dedicarme a esto toda la vida”. Mi situación no fue que fui tocada por la varita y porque me eligieron en la primera película después me surgió siempre el trabajo, sino que esto es un día a día, un seguir tocando y tocando puertas, viajar. Yo me vine a España sin trabajo, a tocar puertas y empezar de cero cada vez. Y a partir de eso, van surgiendo las oportunidades.
-Y te fue muy bien. ¿Estás feliz?
-Súper. Muy feliz.