La controversia radical arrancó a principios de mes cuando se divulgó un manifiesto doctrinario firmado por un grupo de radicales encumbrados (Ernesto Sanz, Mario Negri, Miguel Naidenoff, entre otros), en que no solo se disparaban críticas al gobierno peronista, sino que también figuraban reproches hacia el partido y la coalición Juntos por el Cambio. Aquel documento no contó con la rúbrica del presidente del partido Alfredo Cornejo, pese a que el texto (con la co-autoría de Jesús Rodríguez) le fue acercado antes de su publicación. “Tiene olor a naftalina, ninguno allí ganó una elección”, descalificó en charla con este medio, un integrante del Comité Nacional.
Al ruido se sumaron recientes declaraciones del gobernador de Jujuy, Gerardo Morales, pegándole un portazo a cualquier intento de liderazgo de Mauricio Macri en JxC. En una reunión celebrada días atrás en la Casa de Corrientes en CABA, con el gobernador Gustavo Valdés como anfitrión, Morales expresó su intención de encabezar la próxima lista presidencial de la coalición opositora. Naidenoff, Ricardo Gil Lavedra, los tucumanos José Cano y Silvia Elías Pérez, el entrerriano Atilio Benedetti, más Valdés, se alinearon con Morales. “Primero habría que preguntarle a Gerardo si va a seguir pegado al gobierno (de Fernández)”, chicanearon cerca titular de la UCR.
La otra disputa radical tiene centro en la provincia de Buenos Aires, donde el 21 de marzo se renuevan las autoridades partidarias (igual que en CABA y en Córdoba). La importancia del distrito derivó en alineamientos nacionales detrás de los candidatos locales. Uno de ellos es Gustavo Posse, reelecto cinco veces consecutivas en la intendencia de San Isidro, tras suceder en 1999, a su padre, Melchor Posse, que ejercía el cargo desde 1983. Posse cuenta con el apoyo del radicalismo porteño del Coti Nosiglia, Martín Lousteau y el diputado nacional Emiliano Yacobitti, (para algunos, aunque con perfil bajo, el dirigente más decisivo del distrito).
“Queremos una conducción que, desde el radicalismo, esté en condiciones de liderar Juntos por el Cambio”, definió Posse. Con Lousteau, son críticos de Daniel Salvador, el radical que deja la conducción bonaerense y fue vicegobernador de la macrista María Eugenia Vidal.
Del otro lado está el diputado bonaerense Maximiliano Abad, sostenido por Morales, Sanz, Negri, Valdés, el Grupo Olimpia (que reúne a los autores del Manifiesto) y el actor Luis Brandoni. La vieja estructura de Ricardo Alfonsín, hoy embajador en Madrid y aliado del oficialista Frente de Todos, quedó de este lado. Desde el PRO, el intendente de Vicente López, Jorge Macri y Vidal apoyan a Abad. Igual que Elisa Carrió.
Unos acusan a los otros de hacer “seguidismo de Vidal”; los otros dicen que aquéllos son el furgón de cola del proyecto presidencial “Rodríguez Larreta 2023”.
En charla con este diario, Cornejo procuró bajar el tono de las disputas y de las críticas que también le llegan. Entre estas: “Tiene el partido cerrado”, “es muy personalista, maneja el partido como si fuera gobernador”, “participa de los zoom de JxC, junto a Negri y Naidenoff (jefes de los bloques parlamentarios en diputados y senado) pero no los consulta”...
“Mi política ha sido priorizar la unidad de Juntos por el Cambio y eso, reconozco, desdibuja a los partidos. Creo que el kirchnerismo en los tres gobiernos que tuvo, este es el cuarto, ha tenido a la oposición dividida y ahora no porque todos estamos haciendo el esfuerzo para que el radicalismo preserve esa unidad”, dijo Cornejo a Vía País.
“En los tres años que llevo al frente del partido, no hice nada para construir una línea interna”, también dijo, en referencias a los alineamientos nacionales que están germinando, como el de Morales, Sanz, Negri y Naidenoff o el que encabeza la UCR porteña. De todos modos, no cree que esos movimientos terminen en la construcción de una línea interna nacional.
Cornejo comparte con sus correligionarios el objetivo de competir en las presidenciales de 2023 con un candidato radical. “Veo más conflictuado al PRO en el afán de construir candidaturas que al radicalismo. Rodríguez Larreta no va a llegar con estos números (de imagen positiva) por lo que todo está abierto. El país va a estar muy convulsionado en estos tres años. Esto está atado con alambres y el gobierno no va a llegar bien al 2023. ¿Un candidato radical? Sí, categóricamente, pero compitiendo en igualdad de condiciones, no como Sanz (que perdió por lejos la interna con Macri en 2015), sino competitivo”, dijo Cornejo, que a fin de año deja la titularidad del partido al no poder re-reelegir. “No veo a un radical rompiendo Juntos por el Cambio”, concluyó.
Por la Corresponsalía en Buenos Aires