La pandemia de Covid-19 se ha llevado la vida de más de 100 mil personas en Argentina. Pero el virus no solo produjo muertes directamente sino que también hizo que los controles cardiovasculares disminuyeran, produciendo más muertes relacionadas a eso.
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Las enfermedades cardiovasculares son las principales causas de muerte a nivel mundial y. en Argentina, aumentó en un 10,5%.
“En 2020 hubo unas 10.000 muertes más de lo que debería haber habido por causas cardiovasculares”, dijo el presidente del Colegio Argentino de Cardioangiólogos Intervencionistas (CACI), Diego Grinfeld, en declaraciones a Clarín.
Un lineamiento de la OMS (Organización Mundial de la Salud) es el 25x25, que estimaba disminuir en un 25% las muertes por enfermedades cardiovasculares para 2025. . “La pandemia nos ha hecho retroceder 5 escalones de los 3 o 4 que habíamos logrado avanzar”, comentó Alejandro Cherro, director de la Especialidad en Hemodinamia, Angiografía General y Cardiología Intervencionista de la UBA a Clarín.
El coronavirus “llegó para cortar la curva descendente de mortalidad cardiovascular: la gente por temor al virus suspendió sus controles médicos de rutina y postergó la realización de estudios”, relató Daniel Berrocal, ex presidente de la Sociedad Argentina de Cardiología (SAC).
El año pasado, el hermetismo y la poca información acerca del virus produjeron miedo en los pacientes, que preferían obviar los controles ante un potencial contagio. Entre marzo y mayo de este año, los centros de salud postergaban los turnos de menor urgencia.
Luego, muchos pacientes crónicos cancelaron turnos programados y controles en medio de la ascendente curva de casos. Pero también, pacientes con síntomas de infarto demoraron más de lo habitual la consulta.
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La falta de información sobre a donde ir o cómo circular por la calle en el momento de restricciones más estrictas complicaron aún más a los pacientes cardiovasculares. Las primeras horas de los dolores son clave para poder recibir un tratamiento eficaz.
La pandemia tuvo un punto en común con las crisis de 2001 y 2002, por el tipo de pacientes que recibieron los centros médicos. “Vinieron muchos pacientes de 30 y pico con enfermedades coronarias muy avanzadas, que solemos ver en pacientes de 60 años”, comentó Alejandro Palacios, expresidente del CACI a Clarín.
El motivo puede tener que ver con el aumento del sedentarismo, el estrés por el confinamiento y la obesidad, pero también “está probado que las crisis económicas producen un aumento sensible de complicaciones de infarto”.