La emoción de todos los jugadores se unió con la presencia de Dalma Maradona en el histórico palco del “10″. Con un barbijo verde y los ojos rojos, quebrada de dolor y sosteniendo la cabeza entre los brazos, la hija de Diego se quebró primero en el minuto de silencio.
La emotiva previa contuvo la respiración de muchos: hubo suelta del barrilete cósmico, banderas, multitud de hinchas reunidos en los alrededores del estadio recordándolo, los dos equipos con camisetas alusivas y los futbolistas del Xeneize con “Maradona” sobre el dorsal, en lugar de sus propios nombres y la tristeza de Maxi Rodríguez y Pablo Pérez, entre otros.
Pero fue en el primer gol de Edwin Cardona, un tiro libre que abrió el marcador para el local, donde llegó el clímax emotivo.
El colombiano colgó la pelota de un ángulo, llamó a todos sus compañeros y una vez reunidos fueron hacia la zona de los palcos. Pidió la casaca de la Selección con la 10 en la espalda, la posó sobre el césped y los 11 jugadores comenzaron a aplaudir.
Allí las cámaras se centraron en la figura de Dalma, quien rompió en llanto, que ya no podía ocultar sus sentimientos.
El 2-0 también tuvo dedicatoria para el campeón del mundo en México 86 cuando Cardona cerró la buena jugada colectiva con un toque a la red y corrió para donde estaban las cámaras. Ahí señaló la imagen de Maradona impresa en la parte frontal de la casaca.
En el velatorio de Diego desarrollado en la Casa Rosada estuvieron Jorge Amor Ameal y Mario Pergolini, presidente y vice, en representación del club.
Y cada uno de los sectores envió su ofrenda floral: el Departamento de Fútbol, la Comisión de socios y el Tribunal de Disciplina, entre otros. Y la Bombonera participó del homenaje que varios estadios argentinos le rindieron al Diez en la noche de su muerte: decidieron iluminar su palco en la oscuridad, lo que fue un gol al corazón de todos los hinchas.