El 72% de las vacunas contra el coronavirus disponibles en Argentina se aplicó a personas menores de 60 años, a pesar de que el 83% de los muertos por la enfermedad están por encima de esa edad.
Los números surgen del Monitor Público de Vacunación creador por el Gobierno Nacional después de que saliera a la luz el escándalo de las vacunaciones irregulares, o VIP. Según indica Clarín, este desequilibrio se originó porque Argentina comenzó a vacunar sin una estrategia clara que contemplara la cantidad de dosis que efectivamente iban a ingresar al país.
Según dicho Monitor, ya se aplicaron en Argentina 2.394.800 vacunas. De ellas, poco más de 668.000 a mayores de 60. Incluso en distritos como la Ciudad de Buenos Aires no se convocó aún a los mayores de 70.
A la hora de las explicaciones, la versión suele tener que ver con los problemas de producción y distribución de la vacuna rusa Sputnik V, pero la nota de Clarín indica que estos eventuales contratiempos ya estaban advertidos en el contrato de compra de las primeras 20 millones de dosis.
De todos modos, esas vacunas fueron aplicadas en su mayoría a menores de 60 años, incluso después de que se confirmara que la inoculación era apta para adultos mayores.
Vacuna Sinopharm
La semana pasada se supo que llegarían a Argentina 3 millones de dosis de esta vacuna, que solamente puede aplicarse a personas de hasta 59 años. Así, dice Clarín, crecerá la brecha entre la cantidad de vacunados jóvenes y los de mayor edad.
Los que terminarán beneficiados serán las personas con alguna comorbilidad. Se calculan que son 7,1 millones, para las cuales hasta ahora se destinaron 155.519 dosis. Pero como son el grupo de riesgo que sigue en prioridad a los adultos mayores, se espera que se los priorice con la vacuna Sinopharm que tiene tope de edad.
La opción para los mayores de 60
Así las cosas, la mejor alternativa para inmunizar a mayores de 60 parece ser la vacuna de AstraZeneca, a pesar de las versiones de efectos colaterales que surgieron a su alrededor en Europa.
En abril estaría ya disponibles las primeras vacunas de AstraZeneca de producción nacional, que se fabrican en el laboratorio argentino MabXience y se envasan en México.
Argentina también negocia la compra de la vacuna de Janssen, que consta de una sola dosis, y ya fue aprobada por la FDA, organismo de medicamentos de Estados Unidos, y respaldada por la OMS. Sin embargo, la ANMAT indicó a Clarín que el laboratorio “se encuentra agregando información en forma secuencial” y no pudo precisar un plazo de autorización.
Así, Argentina espera la segunda ola de coronavirus con la población más vulnerable sin acceso a una vacuna que la proteja. Se espera que en poco tiempo la capacidad de respuesta de los hospitales y centros de salud vuelva a ponerse a prueba.
Los grupos de riesgo
Definidos por la Organización Mundial de la Salud en septiembre de 2020, los mayores de 60 años quedaron dentro del grupo prioritario, junto con los médicos.
A pesar de que no todos los profesionales de la salud tienen el mismo nivel de exposición al coronavirus, en la campaña argentina se apuntó a todos, independientemente de dónde trabajaban o cuánto estaban expuestos.
En el país, la tasa de letalidad promedio es del 2,44%. Entre los mayores de 60 años trepa a 13,54%, y en el caso de los profesionales de la salud es 0,60% por ciento.
Grupos de riesgo
El total de las personas que integran un grupo de riesgo en Argentina es de 25 millones. No están incluidos menores de 18 años (14,5 millones) ni quienes tienen entre 18 y 60 sin comorbilidades (14,7 millones). Los adultos mayores, alrededor de 7,4 millones en el país, representan casi el 30% de la población de riesgo.
Si bien algunos expertos manejan la teoría de que es ventajoso vacunar a la gente joven para conseguir la “inmunidad de rebaño” —que el virus circule menos entre los ciudadanos con mayor movilidad social— existen dos puntos que los contradicen.
Por un lado, para que eso fuera posible debería estar vacunado el 60% de la población. Y por otro lado, aún no se sabe con certeza si los vacunados pueden seguir contagiando el virus.