El 26 de febrero de 2019, Alice Bryant recibió a su hija Rosalyn, de 1 año y tres meses, que venía de la guardería y cuando le cambió la ropa a la pequeña no pudo creer que lo veía: la nena tenía marcas de más de 25 mordeduras en su espalda.
De inmediato la mujer se comunicó con la policía para denunciar a la guardería, llamada Creative Beginnings Daycare, de Tucson, Arizona (Estados Unidos). Las autoridades tomaron imágenes, pero como la investigación no avanzó, la mujer decidió compartir la historia en las redes sociales.
"Mi hija llevaba apenas 5 días en esa guardería cuando recibió estas lastimaduras. Completé un reporte policial por negligencia y notifiqué al departamento de Servicios de Salud que acreditó a la guardería, pero el caso sigue bajo investigación y después de dos meses no hubo una palabra ni el departamento se contactó conmigo con algún tipo de actualización", contó Alice, indignada.
Y continuó: "No lleven a sus hijos a Creative Beginnings Daycare, es parte de una organización internacional y la que está acá en Tucson está acreditada por el estado. Ellos ni siquiera llamaron para avisarme que había sucedido un incidente, tampoco me notificaron por otra vía, ni me dijeron nada cuando la fui a buscar. Todas estas marcas sucedieron en un día", narró. "Ni siquiera llamaron para avisarme que había sucedido un incidente".
La mujer contó que junto a su marido, ambos ex infantes de la marina de EEUU, eligieron esa guardería porque tenía buenas referencias, estaba acreditada y quedaba cerca del trabajo de la mujer, en la Universidad de Arizona. "Siempre quieres proteger a tus hijos y siento que eso no sucedió. Siento que la dejé con alguien que no la cuidaba en absoluto", dijo Alice.
La última inspección que se había realizado a la guardería, en julio de 2018, arrojó 10 advertencias para el lugar, publicó el sitio Kold News. Entre ellas: ingresos y salidas de niños sin registrar, empleados que no sabían la cantidad exacta de niños que había en una habitación y una estación de cambio de pañales que incumplía las regulaciones.
"¿Sé lo que pasó? No, pero sé que un niño que es mordido muchas veces estaría llorando y muy molesto. El hecho de que nadie intervino en todos esos minutos en los que la niña lloraba me da bronca. Tal vez se quedaron solos, tal vez ellos simplemente ignoraron los gritos, no lo sé. Pero se necesita algo de tiempo para hacer ese tipo de mordidas y mi hija habría estado muy molesta", dijo indignada la mamá.