Benjamín Vicuña: "El tiempo acaba por poner todo en su lugar"

Perdió una hija pequeña, su separación de Pampita Ardohain fue transmitida en vivo por los medios de comunicación, al igual que el inicio de la relación con su actual pareja, Eugenia La China Suárez. Hay que tener la cabeza bien puesta para sobrevivir al dolor y las tensiones que enfrentó Benjamín Vicuña durante los últimos años. A los 38, el actor chileno se encuentra en estado de plenitud y serenidad.  Y ahora estrena Los padecientes, una película basada en la novela de Gabriel Rolón, en la que se pone en la piel de un psicólogo.

Benjamín Vicuña: "El tiempo acaba por poner todo en su lugar"
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Si hay que destacar una virtud, al primer vistazo, la de Benjamín Vicuña es la serenidad. Esa que mantuvo aún en los momentos “mediáticos” de mayor zozobra. Con los tiempos superlimitados, con el enésimo vuelo a Colombia –adonde va y viene desde enero porque está filmando la serie Sitiados– dentro de un puñado de horas, el actor chileno de 38 años mantuvo una variopinta charla con Rumbos, en la cual, entre otros temas, habla de el papel, quizás, más demandante de su trayectoria, al que también le ha impreso su envidiable calma: el psicólogo Pablo Rouviot en Los padecientes, la película basada en la novela de Gabriel Rolón, un intrigante thriller que se centra en un crimen que parece resuelto, pero no.

Justamente allí radica uno de los atractivos del filme dirigido por Nicolás Tuozzo (hijo de Leonor Benedetto), en el que nada es lo que parece. Vicuña encarna a un psicoanalista, también exitoso escritor, que se aparta de su faceta freudiana para erigirse en una suerte de investigador. ¿Cómo? Es contratado por Paula Vanuzzi (Eugenia “China” Suárez) paraque actúe como perito de parte firmando un informe que declare inimputable a Javier (Nicolás Francella), hermano de Paula, acusado de la muerte de su padre.

¿Por dónde pasa la complejidad de este licenciado?

Por sus muchos matices. Es de esos trabajos que pueden expandirse, que te permiten darle distintos enfoques. Eso es lo que me propusieron Nicolás, el director, y Gabriel, el autor, quien me bajó mucha línea en torno al mundo del psicoanálisis, que tan bien maneja. Ellos fueron muy generosos conmigo, porque a la vez me dieron campo para moverme, no ser tan rígido y seguir una determinada línea. El de Rouviot es de esos roles que la profesión te obsequia de tanto en tanto, pero la mayor dificultad fue naturalizar algo tan ajeno a uno.

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