El presidente Mauricio Macri confía en disponer de alrededor de U$S45.000 millones para evitar una nueva debacle cambiaria antes de las elecciones de octubre próximo en la que buscará su reelección, pero los recientes saltos del dólar volvieron a poner en relieve la fragilidad estructural de la economía la Argentina.
Esa suerte de paquete anticrisis se compone con los próximos desembolsos del Fondo Monetario Internacional (FMI) y con los dólares que pueda aportar el campo, fundamentalmente al liquidar las exportaciones de la cosecha gruesa.
El ministro de Hacienda, Nicolás Dujovne, ya se reunió en Washington con la directora gerente del Fondo Monetario Internacional (FMI), Christine Lagarde, para analizar la evolución del acuerdo y definir detalles antes de la próxima transferencia por U$S10.793 millones.
El organismo multilateral de crédito prometió dos envíos más por un total de U$S10.792 millones antes de las elecciones del 27 de octubre próximo, cuando Macri deberá someterse al voto popular para saber si continúa o no al frente del Gobierno nacional.
A partir del próximo desembolso que debería concretarse antes de abril, restarán una transferencia acordada para el 15 de junio, por un U$S5.396 millones, y otra, por el mismo monto, para el 15 de septiembre.
Pasados los comicios, las entregas del Fondo serán de U$S969 millones trimestrales y hasta completar un monto restante de U$S6783 millones de dólares. Los dólares que recibirá del FMI quien sea elegido para estar el frente del Poder Ejecutivo representan apenas el 12% del crédito total por U$S56.300 al que accedió la Argentina bajo la promesa de aplicar un ajuste para normalizar las cuentas públicas.
La confianza oficial también está puesta en el campo y se entusiasman con los rendimientos de este año. La proyección del equipo económico de Macri es que el agro ingrese entre marzo y agosto más de U$S25.000 millones con sus exportaciones.
En detalle, las cuentas de la Casa Rosada prevén que las ventas de maíz al exterior ascenderán a U$S4.874 millones; las de soja, U$S17.200 millones; y las de trigo, U$S3.200 millones.
Por ahora esos cálculos sólo garantizan la confianza en la cúpula del Gobierno nacional: el ministro de Producción y de Trabajo, Dante Sica, se encargó de transmitir esa mirada al advertir que los recientes saltos del dólar, que la semana pasada avanzó a nuevos máximos de $41,30 en el sector mayorista, no eran una preocupación.
Sin embargo, con la crisis cambiaria que se desató el año pasado y que puso contra las cuerdas a la administración de Cambiemos quedó demostrado que la suba de la divisa norteamericana golpea directamente a la imagen de Macri y en consecuencia la intención de voto.
En este momento, las dudas sobre el futuro político de la Argentina son tan negativas para la economía local como los coletazos que provoca la recesión. En el FMI parecieron tomar nota de ello tras la última misión que enviaron para revisar las cuentas públicas, pero que terminó convirtiéndose en una ronda de consulta con varios de los principales referentes de la oposición.
El organismo multilateral de crédito pareció anticiparse a cualquier escenario y le dio entidad a la incertidumbre en torno a los comicios al manifestar que continuará "apoyando a la Argentina sin importar los cambios políticos". Fue un gesto fundamentalmente para quienes pretenden imponerse sobre Macri en la carrera por el poder y que ya anticipan que el acuerdo con el Fondo tendrá que renegociarse porque resulta inviable.