El lavado de platos es una de las labores domésticas más frecuentes y más tediosas para muchos. Hay estudios que comprueban que es una de las actividades hogareñas más odiadas por las mujeres, en quienes recae mayoritariamente esta tarea. Y aunque se trata de un quehacer sencillo, según los especialistas existen trucos para mejorar la limpieza de la vajilla.
El diario español La Vanguardia dialogó con expertos sobre los secretos de esta tarea cotidiana para eliminar las bacterias de una forma eficaz y sistemática, sin agobiarse ni frotar demasiado. ¿A qué temperatura debe estar el agua? ¿Se empieza por los vasos o las sartenes? ¿Es una buena idea dejar la esponja y usar el lavaplatos? ¿Consume más agua el lavavajillas que el lavado a mano? A continuación, consejos útiles y las equivocaciones más frecuentes.
1. Utilizar agua fría
El agua muy caliente es lo más importante para conseguir la desinfección bactereológica de los platos que están siendo lavados. El agua fría no elimina la suciedad del todo. Según la profesora de la escuela superior de hotelería de Barcelona ESHOB, Cristina Cusí, una temperatura que ronde los 80 grados, la misma a la que se sirve el mate, es la ideal para quitar los residuos que quedan de la comida.
2. Ser reacio a usar el lavavajillas
Pensar que comprarse un lavaplatos es un gasto inútil es una idea errónea, según Cusí. Este electrodoméstico resulta muy eficaz a la hora de eliminar bacterias, pero, además, es más ecológico que lavar a mano, de acuerdo a la profesora, ya que realiza un consumo de agua responsable.
3. Mezclar distintos tipos de suciedad en la pileta
El mediático chef argentino Paco Almeida publicó en abril de 2018 en Twitter una explicación de su técnica para lavar platos, que se viralizó rápidamente. El primer punto de la lista destacaba la importancia de saber diferenciar los distintos tipos de suciedad, como grasa, residuos orgánicos y suciedad superficial, para así no mezclarlos. Si, por ejemplo, se tira a la pileta una bandeja donde se cocinó carne y se la junta con los cubiertos y los vasos, todo va a terminar engrasado. Para Almedia, al igual que en el reciclado de la basura, hay que separar en origen.
4. No retirar la grasa de los platos antes de lavarlos
Después de 15 años trabajando en cocinas de todo el mundo, Paco Almeida tomó conciencia de que el lavado de vajilla "es una problemática global donde se derrocha mucha agua y se vierten litros de contaminantes a las cloacas". Para evitar que la grasa se vaya por las tuberías, es necesario eliminar los restos de comida de los platos y utensilios antes del lavado. El chef recomienda extraerlos con servilletas de papel (mejor si están usadas para no desperdiciar) o con papel de diario. Así también se ahorra detergente.
5. Prelavar antes de poner en el lavavajillas
El consejo anterior puede aplicarse también al caso del lavavajillas. Retirar los restos de comida le facilita el trabajo al electrodoméstico, apunta Cusí, pero advierte que esto no debe hacerse con agua: "Enjuagar los platos antes de meterlos en el lavaplatos gasta el doble de agua". La profesora aconseja usar un elemento llamado "lengua", que se emplea en pastelería. "Son espátulas de goma que arrastran la suciedad de inmediato", explica.
6. No controlar la cantidad de detergente que se usa
No solo es perjudicial para el medioambiente desperdiciar agua: abusar del detergente también lo es. Para la vajilla que no está no muy sucia, Almeida sugiere diluir una botella de detergente en tres de agua para hacer un uso eficiente del producto y, asimismo, protegerse las manos en caso de no usar guantes.
7. No renovar la esponja
El mejor material para lavar dependerá del tipo de suciedad que se busca remover así como también de la superficie del plato. Los cepillos sirven para quitar restos de comida de espacios pequeños o recovecos a los que cuesta llegar, mientras que la esponja elimina la suciedad básica de superficies grandes. Sea cual sea el que se emplee, es importante renovarlo con frecuencia porque acumula bacterias.
8. Usar un recipiente para enjuagar
No resulta demasiado higiénico que toda la suciedad se quede retenida en un recipiente, según Cusí, quien agrega: "Se gasta menos agua a cambio de una peor desinfección".
9. No cuidar la higiene del la pileta de la cocina ni del lavavajillas
Según el Servicio Nacional de Salud británico, la pileta de la cocina contiene 100 mil veces más gérmenes que el baño o el inodoro. Por eso resulta imprescindible mantenerlo limpio con un buen detergente y desinfectarlo a diario. Igualmente, hay que mantener en buenas condiciones al lavavajillas.
10. No secar la vajilla al guardarla
Una vez limpia la vajilla, los especialistas sugieren secarla con un trapo de fibras delicado y absorbente que no deje pelusa. Al quedar restos de agua, pueden generarse bacterias.