Estamos en la era del turismo Instagram: una parte de las vacaciones, tan importante como conocer y vivir los lugares que se visitan, es fotografiarse en ellos, compartirlo y aspirar a conseguir la mayor cantidad posible de likes. Quizá por eso, atracciones extravagantes como este "Hotel Salchicha" alemán están en boca de todo el mundo.
Salchicha en el menú, pero también en el papel pintado, en el jabón de la ducha e, incluso, en los almohadas. Lo dirige Claus Böbel, un charcutero alemán que dirige lo que presenta como el primer y único hotel dedicado a la salchicha en el mundo.
"La salchicha es lo que más famosos nos ha hecho a los alemanes, junto con la cerveza", afirma, sonriendo. "Si eso es lo que buscan los turistas, ¿por qué no dárselo?". Ubicado en el coqueto pueblo de Rittersbach, a 40 minutos en auto al sur de la ciudad bávara de Núremberg, Alemania, el "Bratwursthotel" que abrió el empresario ha logrado atraer a clientes de todo el mundo, que no solo disfrutan de las instalaciones sino que se fotografían con una de las decoraciones más insólitas que pueden encontrarse en el turismo internacional.
Creado modestamente en una casa de piedra de tejado inclinado y postigos verdes, el establecimiento, que cuenta con siete habitaciones y dos espacios de conferencias para los amantes de las salchichas, abrió en septiembre pasado y ya es mundialmente famoso.
Según informa Clarín, detrás de la excéntrica idea del charcutero-hostelero hay toda una intensión basada en un modo de vida: mantener con vida la carnicería-charcutería local. Muchos pequeños comercios provinciales dedicados a la salchicha penan por sobrevivir ante la competencia del hard discount y las grandes superficies y sus precios imbatibles. A ello se añade un declive del consumo de carne en los últimos años, en un contexto de escándalos alimentarios sucesivos.
Las salchichas están presentes hasta en los más mínimos detalles del hotel, como los jabones y las fundas de las sábanas, volviendo la visita una experiencia sumamente entretenida.