Clarín recorrió tres depósitos de las Fuerzas Federales que son destinados por la Justicia para el resguardo de bienes incautados en causas de lavado de dinero, corrupción, narcotráfico y contrabando. Algunos de ellos conservan documentación, objetos de los más diversos, que ya no tienen valor y se convirtieron en basura.
Esta semana el presidente Mauricio Macri puso en marcha la extinción de dominio que, según las autoridades a cargo, sería "la solución a estos desperdicios" que representan un gasto millonario para el Estado.
Autos de alta gama:
El recorrido comenzó en el barrio porteño de la Boca donde personal de la Prefectura custodia las 24 horas un galpón con vehículos de alta gama recuperados de la corrupción.
Ese galpón es alquilado: significa una erogación mensual para el Estado de $250.000. Además, la Fuerza debe destinar fondos para el personal que se ocupa de la custodia. Estos gastos, sumado el alquiler representan $1,2 millón por mes.
"Destinamos millones de pesos y personal que no está cuidando a la gente para cuidar bienes de corruptos, narcotraficantes y contrabandistas, por eso se requiere una ley de extinción de dominio que sea ágil, que permita la venta de estos bienes o destinarlos a algún uso para que no pierdan su valor", explicó la ministra de Seguridad Patricia Bullrich.
Por su parte, el prefecto Nacional Naval Néstor Scarzello indicó: "Así como nos entregó la Justicia estos bienes porque la Prefectura intervino en los procedimientos, se deben conservar, en funcionamiento; eso demanda recursos humanos y económicos".
En todo el país la Fuerza Federal cuenta con 72 depósitos que albergan 992 vehículos y 242 embarcaciones.
Camiones oxidados:
Sobre el kilómetro 24.5 camino a Ezeiza hay un predio de más de 150 hectáreas que pertenece a la Policía Federal donde conviven 52 camiones para actividad industrial desde septiembre de 2018, con un establo dedicado a la cría y entrenamiento de 72 caballos para la policía montada.
“Si no estuvieran los camiones, cuando se los suelta, los caballos circularían por allí”, contó a Clarín uno de los encargados del cuidado de los animales.
Los vehículos, que se buscaron ingresar al país desde Estados Unidos como camiones de ruta y fueron secuestrados, están oxidados y valor se deprecia mes a mes.
Mabel Franco, la primera mujer en ser subjefe de la PFA, junto al comisario mayor Mariano Giuffra sostienen que allí hay más de $205 millones en maquinaria pesada. "Con la extinción de dominio eso ya no estaría acá, se habría vendido o rematado y ese dinero se destinaría a otros fines", señaló Franco.
Basurero
El recorrido finalizó en Campo de Mayo, en la división a cargo de Gendarmería Nacional, donde hay un galpón de 600 metros cuadrados que contiene una especie de basurero.
Allí se encuentra, desde 1998 y en el marco de una causa por contrabando, una montaña de ropa (sacos, pantalones, remeras, zapatillas y camperas, entre otros); bolsas de color blanco y otras de consorcio con DVD's y CD's; bicicletas; computadoras y documentación. Todo está podrido. Ya no tienen ningún tipo de valor.
"Cuatro hombres por día están afectados a la custodia del lugar", informó el subdirector Nacional de Gendarmería, comandante general Ernesto Robino. Ese galpón albergaba vehículos de la Fuerza que ahora están a la intemperie.
El almacenaje de objeto lo completan nueve contenedores: cada uno tiene un costo de alquiler mensual de $15.800. Ya no hay espacio y una gran cantidad de indumentaria quedó a la intemperie. "La ropa, las zapatillas, otros objetos de utilidad podrían haberse destinado a personas con necesidad, pero al no tener una orden judicial que lo habilite, sólo nos compete la tarea de su resguardo, hay ropa que tenemos desde 1998", detalló Robino.
A pocos minutos de allí, por unos caminos internos de Campo de Mayo, se llega a un corralón lindante a un predio con una pista de aterrizaje y un hangar del Ejército. Ahí hay en total 266 vehículos secuestrados, cuyo importe estiman en más de $30 millones. Pero día a día, pierden valor.