Cientos de manifestantes vestidos con chalecos amarillos salieron este sábado a las calles en París, por quinto fin de semana consecutivo, para protestar contra el elevado costo de la vida y exigir la dimisión del presidente, Emmanuel Macron, por su política de reformas.
En la avenida de los Campos Elíseos se registraron momentos de tensión entre los manifestantes y las fuerzas de seguridad, que emplearon gases lacrimógenos para dispersar a la multitud.
Según la jefatura de Policía de París, se habían efectuado 46 detenciones hasta la primera hora de la tarde francesa. El sábado pasado, 335 manifestantes habían sido arrestados hasta ese mismo momento del día.
Tan solo en París fueron movilizados 8.000 policías, 14 vehículos blindados y policías montados a caballo para contener las protestas. En toda Francia fueron movilizados 69.000 miembros de las fuerzas de seguridad. Sin embargo, en la capital se manifestaron muchas menos personas que el sábado pasado.
Los denominados "chalecos amarillos", que reciben el nombre de los chalecos reflectantes que se utilizan en las carreteras, organizaron una sentada frente a la ópera Garnier. Los manifestantes se arrodillaron y cruzaron las manos detrás de la cabeza, en alusión a la detención masiva, hace varios días, de escolares que protestaron contra las reformas educativas y bloquearon sus centros de enseñanza.
En los Campos Elíseos posaron en silencio durante varios minutos delante de las fuerzas de seguridad varias mujeres medio desnudas y disfrazadas de Marianne, uno de los símbolos de la República Francesa.
Bélgica se sumó a las protestas
Un total de 60 detenidos es el balance de la nueva manifestación de los "chalecos amarillos" en Bruselas, Bélgica, en la que participaron entre 400 y 500 personas, según indicó a EFE una portavoz de la Policía belga.
No obstante, la fuerza de seguridad no cuenta aún con datos sobre cuántos de esos 60 manifestantes pasaron a disposición judicial y cuántos ya recuperaron la libertad.
Según la radiotelevisión pública belga francófona, RTBF, entre los manifestantes figuraban algunos miembros del movimiento de extrema derecha "Nation".
Por el momento, y a pesar de las detenciones, no se produjeron graves durante la tercera marcha de los "chalecos amarillos" en tierras belgas, en contraste con las dos anteriores convocatorias, marcadas por los enfrentamientos con la Policía y los daños ocasionados a vehículos.