A fuerza de tasas superiores a la inflación, el Gobierno logró estabilizar el mercado cambiario y encorsetó el precio del dólar, pero el riesgo país no da respiro y volvió a dispararse hasta el nivel más alto de los últimos tres meses.
El indicador –que elabora el banco estadounidense JP Morgan-, subió 20 unidades hasta los 745 puntos básicos, nivel que no se registraba desde mediados de septiembre cuando Luis Caputo aún presidía el Banco Central.
Los bonos soberanos de la deuda estadounidense pagan 3% anual. Y si la Argentina hoy saliera al mercado de capitales a buscar dinero tendría que pagar ese retorno más los 745 puntos básicos del riesgo país. Es decir, 10,45% anual, una tasa altísima.
Martin Vauthier, economista que dirige la consultora EcoGo, opinó que en 2019 más que mirar el dólar, la variable que deben observar los argentinos es el riesgo país, que en definitiva muestra la confianza que tienen los inversores para prestarle o no dinero al país.
"Recién cuando tengamos una baja sostenida en el riesgo país vamos a poder hablar de una estabilización cambiaria sin los niveles de tasa de interés que se registran ahora, que están impactando muy fuerte en el nivel de actividad", dijo el economista.
Ayer el precio del dólar cerró ayer en 38,67 pesos para la venta en los bancos porteños, apenas un centavo por debajo del día anterior. Y no hay indicios de que el tipo de cambio se vaya a desbandar durante el verano.
EcoGo está viendo que el riesgo país va a registrar una baja en 2019, pero hay varios condicionantes para poder proyectar la proporción. En principio, es un año electoral, lo cual siempre genera incertidumbre y dudas, más allá de los nombres.
Vauthier expresó que hay que ver el esquema político a partir de 2020, dado que eso definirá si la Argentina respetará el acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI) o no, porque va a seguir necesitando financiamiento.
“El país, además, va a tener que salir a los mercados a buscar financiamiento. Y el mercado lo está mirando, siempre se anticipa, y lo está facturando hoy en los precios de los bonos”, sostuvo el economista.
También suma ruido el recrudecimiento de los roces entre Estados Unidos y China, tras la calma que los presidentes de ambos gigantes mostraron durante la cumbre del G20 en Buenos Aires.
Eso le pega de lleno a la Argentina porque cualquier movimiento brusco en el comercio internacional afectará los precios de las commodities y podría alterar incluso los flujos de intercambio, lo que afectará mayoritariamente a los países emergentes.
Pablo Goldín, economista y director de la consultora MacroView, analizó que hay un adicional: la Argentina tiene tiempo hasta 2021 para volver a acceder al mercado internacional de deuda para evitar un default en 2022.
Según Goldín, hoy no se está ante “una bomba de tiempo”, pero sí ante vencimientos de magnitud que la Argentina deberá afrontar en los próximos años, sobre todo desde 2022 cuando debe empezar a devolverle el crédito al FMI.
En ese sentido, explicó que si la Argentina de acá al cambio de Gobierno y ya con la nueva administración (que asuma en diciembre de 2019) no logra recuperar el crédito en los mercados internacionales "claramente tendrá un problema".
Sin contemplar futuros préstamos o renegociaciones de vencimientos, los compromisos de pago de deuda ascienden a 24.945 millones de dólares en 2019. En 2020 habrá compromisos por 21.406 millones de dólares; otros 25.114 millones de dólares en 2021; y 25.308 millones de dólares en 2022. Ya en 2023, hay que pagar 18.642 millones de dólares.
"El próximo Gobierno, no sé cuál será, tendrá que conseguir alguna ingeniería financiera para ir surfeando todos los vencimientos que irán subiendo a lo largo de los próximos años", opinó el economista de MacroView.
En síntesis, el mercado financiero internacional desconfía si la Argentina podrá pagarle a los acreedores en los próximos años cuando tienen vencimientos tan abultados con el FMI, que es un acreedor privilegiado dado que siempre cobra y en primer lugar.