Desilusionados con la vida civil y ante la amenaza continua de los paramilitares, un grupo de exintegrantes de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia han vuelto a levantarse en armas y ponen en peligro la permanencia del acuerdo de paz, que también es cuestionado por el presidente Iván Duque.
Y esto ocurre ante la dificultad de volver a la vida civil y por la amenaza de grupos paramilitares, según publica The New York Times.
De acuerdo con la organización Insight Crime hay 2.800 guerrilleros disidentes de las FARC, lo que representa el 40 % de todos los milicianos que tenía el grupo antes de los acuerdos.
Uno de los entrevistados por el diario, alias "Poeta", relató que tras cumplir condena en la cárcel se asentó en la ciudad de Ituago como líder de grupos de activismo civil, pero tras el acuerdo de paz y la retirada de las fuerzas de la guerrilla, recibió la amenaza del Clan del Golfo.
Grupos paramilitares como ese, la organización criminal más grande del país, han asesinado a activistas sociales y exguerrilleros en otras partes del país, apunta el NYT, por lo que algunos han decidido revivir sus unidades de las FARC, aunque sin la estructura central de comando, y mucho más "pobres".
Antiguos líderes de las fuerzas han instado a sus compañeros a no volver a las montañas, pero algunos, como Julián Gallo Cubillos, excomandante antes conocido como Carlos Antonio Lozada, dicen comprender que regresen por los peligros que enfrentan como civiles.
Las metas de la disidencia ya no pasan por derrocar al Gobierno ni luchar contra la policía provincial, sino que pretenden defender a los poblados de los grupos armados, una misión que parece difícil por su carácter itinerante.
Los disidentes están trabajando con grupos criminales como Frente Virgilio Peralta Arenas, en el pasado rival de las FARC y acusado por las autoridades de masacrar a civiles y de narcotráfico.
"Es parte de la historia trágica de Colombia: un modo de violencia que se transforma en otro ante la ausencia de un Estado legítimo", dijo Cynthia Arnson, directora para América Latina del Centro Woodrow Wilson. "Los acuerdos de paz son una oportunidad que puede o no ser aprovechada, y aquí eso se va perdiendo día por día".
Iván Márquez, el segundo de las Farc, es uno de los exguerrilleros de alto mando cuyo paradero se desconoce; no ha sido visto en un mes y muchos temen que regresó a las armas.
“Si Iván Márquez deja el proceso de paz y se une a los disidentes, entones todo el proceso podría fracasar”, dijo Jeremy McDermott, codirector de Insight Crime. Calcula que hasta otros diez comandantes tomarían de nuevo las armas, una cantidad suficiente para crear “el núcleo de un nuevo ejército guerrillero”.
Cuando el nuevo ministro de Defensa colombiano, Guillermo Botero, asumió el cargo en agosto, dijo que "las disidencias de las Farc están más extendidas de lo que se decía y en proceso de crecimiento".
También lanzó una amenaza a esos disidentes: "Nuestras fuerzas armadas van a recobrar su carácter combativo", dijo.