En la columna de Jorge Lanata de hoy en Diario Clarín, el periodista publicó que los negocios con el Estado comenzaron cuando Argentina era el Virreinato de La Plata. Para que la corrupción exista siempre fue necesaria la articulación de un mecanismo con tres pilares fundamentales: el Gobierno, las empresas y la Justicia. Mientras el gobierno avala, las empresas cobran y la Justicia disimula.
Para Jorge Lanata, la cultura de la coima reina en la Argentina desde antes del nacimiento de la Nación. "Los negocios con el Estado comenzaron cuando éste era el Virreinato: la barrera se puso en el puerto, cerrado al comercio, a excepción de los barcos españoles. Excepción es sinónimo de barrera, nuestra historia describe un largo camino paralelo entre la excepción y la ley", escribió.
En la primera mitad del siglo XVII Buenos Aires fue un centro de contrabandistas que formaron un poder dentro del poder del Estado ,con vínculos y representantes establecidos en Brasil, Portugal, Angola, Holanda y otros puertos de esclavos. Es así, que frente a ese escenario ningún gobernador pudo hacerse fuerte.
Esta situación se arrastró a la Argentina contemporánea. Según Lanata, "los únicos tres edificios que interrumpen la traza de la avenida 9 de julio pueden dar una idea de los mojones del poder". Uno es el Palacio Alzaga Unzué (hoy hotel Four Seasons), la embajada de Francia (antes Palacio Ortiz Basualdo), el Obelisco y el mítico Ministerio de Obras Públicas, hoy de Salud, que según un mito, simbolizan el pago de coimas. Para el periodista "somos súbditos de la coima desde nuestro nacimiento como Nación, y antes aún. Hoy la justicia tiene ante sí la posibilidad de empezar a cambiarlo para siempre".