Una mujer francesa de 35 años comenzó a sentir una especie de shocks eléctricos en sus piernas, se caía muy seguido y ya no podía montar caballos. Por estos malestares, decidió asistir a la guardia de un hospital en Dijon, donde le dijeron que tenía gusanos en su columna.
En el momento que le realizaron la resonancia magnética detectaron una lesión en la novena vertebra torácica, en la mitad de su espalda. Para tratarla, decidieron intervenirla quirúrgicamente.
Los gusanos parásitos se llaman tenias y pueden llegar a medir desde pocos milímetros hasta varios metros. Estos gusanos suelen estar en perros o animales de la granja, por lo que se considera un huésped "accidental" en las personas.
No está involucrado en la transmisión de la enfermedad y para tenerlo hay que ingerir alimentos o bebidas contaminados con el excremento de perros infectados.
La presencia de estos gusanos puede provocar hidatidosis, una infección que suele presentarse en el hígado, los pulmones, huesos y en el sistema nervioso central.
Al ser descubierto a tiempo, la mujer fue operada con éxito, tratada con medicación antiparasitaria. Nueve meses después no presentaba ningún síntoma, consecuencia o daño colateral.