El costo de vida de los trabajadores registrados se incrementó un 3,4% en octubre, por lo que se observó una aceleración de la inflación -respecto de los últimos meses en los que el consumo estuvo planchado- en medio de la crisis cambiaria y la disparada de la brecha.
Incluso por primera vez desde el inicio del Aislamiento Social Preventivo y Obligatorio (ASPO), la inflación de los trabajadores superó el 3% mensual, según el informe del Instituto Estadístico de los Trabajadores (IET), que tiene el apoyo de 45 gremios de la CGT y la CTA y depende de la Universidad Metropolitana para la Educación y el Trabajo (UMET).
La cifra muestra una significativa aceleración de la inflación respecto al 2,8% registrado en septiembre y es la mayor de 2020.
De este modo, la inflación que afecta al sector asalariado acumuló un 26,5% en los primeros diez meses del año, y un 37% en los últimos doce meses.
Si en noviembre y diciembre la inflación fuera del 3%, este año finalizaría con una suba de precios del 34,2%. Si bien esto representa un valor por encima del que figura en el Presupuesto (32%), implica una merma respecto del 52% registrado en 2019.
Por qué aceleró
Varios factores explican la aceleración inflacionaria de octubre, dijo el IET. En primer lugar, fue un mes caracterizado por un significativo incremento en la brecha cambiaria, que llegó a superar el 100%.
Ese incremento de la brecha cambiaria “generó faltantes de insumos en diversas cadenas industriales y, a su vez, introdujo presión en ciertos precios fuertemente atados al valor del dólar”, dice el informe.
En efecto, muchos comercios, ante el temor de una devaluación que encareciera el costo de reposición, optaron por no vender o por hacerlo con importantes aumentos que se plasmaron en las góndolas.
A modo de ejemplo, los materiales de construcción subieron un 4,5%; los autos cero kilómetro un 6,6%; los muebles un 7%; las motos un 15,7% y las bicicletas un 20,6%. Todo esto apenas de un mes para el otro.
El informe destacó además el aumento de precios de los alimentos durante octubre, que fue del 4,3%. Por un lado, los productos estacionales continúan teniendo subas intensas (las verduras se encarecieron 11,1% y las frutas un 12,5%) y, por el otro, los alimentos que forman parte del programa de Precios Máximos (lácteos, harinas, pastas, bebidas, aceites) tuvieron incrementos permitidos de entre el 3% y el 5%, en promedio.
En contraste, las frutas y las verduras vienen siendo los rubros de la canasta con mayor incremento de precios (subas interanuales por encima del 70%, esto es, alrededor del doble que la inflación promedio).
En tercer lugar, se destaca el hecho de que las reaperturas de actividades y la creciente reactivación de muchas de ellas fueron de la mano de incrementos en precios que habían estado casi congelados durante meses, dijo el IET. A modo de ejemplo, los gimnasios relevados subieron 21% promedio y las peluquerías lo hicieron en 4,7%.
Además, también incide el hecho de que indumentaria y calzado continuaron con subas intensas (4,9% promedio). Particularmente se observó un claro incremento de precios en la víspera del Día de la Madre y una importante retracción de precios tras esa fecha.
En el otro extremo, hubo precios que continuaron congelados o casi sin cambios, y que permitieron que la inflación no fuera aún mayor. Es el caso de los servicios públicos, las prepagas o las cuotas de los colegios privados.
“Si bien octubre fue un mal mes en materia inflacionaria, en lo que respecta a la actividad económica y la situación sanitaria la tendencia es inversa. No obstante, en el promedio de la economía la situación dista de haberse normalizado”, dice el informe.
“Es clave que la reducción de la brecha cambiaria se sostenga en el tiempo, de manera que las presiones devaluatorias amainen y los incentivos a adelantar importaciones y retrasar exportaciones empiecen a ceder”, advirtió el IET.
Por la corresponsalía de Buenos Aires.