La energética es una de las áreas más flojas del Gobierno de Alberto Fernández. En un contexto gravado por la pandemia, se ha avanzado muy poco. Y la oposición, que empieza a desacartonarse con vistas a las legislativas de 2021, le puso los ojos al asunto.
Ernesto Sanz, el ex exsenador mendocino, es uno de los primeros en advertirlo. En una charla virtual con Patricia Bullrich, presidenta del PRO, señaló la grave situación de YPF, la empresa energética que supo ser la más grande de la Argentina.
"YPF atraviesa el peor momento de toda su historia", enfatizó el co-fundador de Cambiemos. En ese momento, cuando caía el sol del jueves, Sanz aseguraba que había un secretario de Energía (Sergio Lanziani) al que "no le dan pelota".
Tal era así que horas antes, ese mismo día, a Lanziani le había sonado el teléfono en Nucleoeléctrica, a donde había mudado su despacho. Era Matías Kulfas, el ministro de Desarrollo Productivo, quien le pedía la renuncia.
Para Sanz y el asentimiento de Bullrich, los interventores de los entes “llegaron nada más que para meterle denuncias a (Juan José) Aranguren” y otros exfuncionarios del macrismo. “Mientras provincias como la mía -en relación a Mendoza- han recibido cero en regalías”, dijo.
El drama de la petrolera
El 10 de agosto, YPF presentó los resultados contables del segundo trimestre del año. Reportó una pérdida de 85 mil millones de pesos. "La compañía atravesaba una compleja situación desde el punto de vista económico y financiero que se vio profundizada por los efectos generados por la pandemia Covid-19", informó el comunicado de la empresa.
Fuentes del sector energético explicaron a este medio que "las pérdidas son grandes, pero están en sintonía con el panorama mundial del negocio petrolero, donde hay mucha más oferta que demanda".
El 20 de abril el precio del barril de crudo estadounidense WTI cotizó en menos 37,63 dólares. Y desde que se inició la pandemia, 200 empresas productoras de petróleo en ese país se declararon en quiebra, según un informe de la Universidad de Houston.
El negocio principal de YPF es la venta de combustible y en abril pasado ese rubro registró una caída del hasta el 85%. En julio, la baja fue más atenuada y se ubicó entre un 40% y 45%, de acuerdo a información aportada por la empresa.
“Esta caída en las ventas, entre otras cosas, afectó los ingresos de la compañía que alcanzaron los 134 mil millones de pesos, un 17% menos que en el segundo trimestre de 2019”, informó YPF.
La producción de petróleo cayó cerca de un 11% en igual período. A nivel mundial la caída fue superior al 15% entre abril y junio.
“Las regalías provinciales dependen de la extracción de crudo. Al no haber actividad, las empresas petroleras no giran regalías”, dijo a Vía País un especialista en el negocio petrolero, en respuesta a Sanz.
La misma fuente agregó que YPF “privilegia los yacimientos más rentables”, lo que implicó frenar la producción en Mendoza para mantener activos pozos ubicados en el Neuquén.
Alivio en la caja
Los problemas de YPF, en parte, se compensaron con un canje de deuda hecho en julio. Fue un movimiento del presidente de la firma, Guillermo Nielsen, un economista especializado en negociaciones de deuda soberana, rol clave que tuvo en el gobierno de Néstor Kirchner.
Nielsen llegó en diciembre a YPF, nominado por Fernández, y con el apoyo de Sergio Massa, a quien asesoró en materia económica en el Frente Renovador desde la fundación de ese partido en 2013.
El hecho de no provenir de la "familia petrolera", de acuerdo a voces del sector, le juega en contra a Nielsen. Las mismas fuentes consultadas dicen que la designación del CEO de YPF, Sergio Affronti, no fue una decisión del economista.
Affronti, nacido en Mendoza, fue designado CEO a fines de abril pasado. De inmediato se disparó la versión respecto a la influencia de Miguel Galuccio, el exCEO nombrado por Cristina Fernández de Kirchner cuando en 2012 el Estado recuperó el control de la petrolera.
“Es cierto que Affronti fue segundo de Galuccio en la gestión de YPF, pero también es cierto que Sergio es un hombre de la casa; lleva más de treinta años en la empresa”, comentó a este diario un funcionario de la petrolera.
Galuccio fue la primera persona a la que llamaron Alberto y Cristina en agosto del año pasado, tras ganar las PASO, para proponerle regresar a YPF, cuando ya todo indicaba que la victoria de octubre por sobre Mauricio Macri estaba asegurada.
El empresario declinó la oferta y continuó en su propia empresa, Vista Oil & Gas, pero quedó “una excelente relación”, al punto que es considerado una “aliado estratégico” en la búsqueda de inversiones para Vaca Muerta, según fuentes del Gobierno nacional.
El corazón de la firma
Quienes conocen la empresa dicen que no es sencillo alinear los distintos intereses que se juegan en el directorio y en las líneas gerenciales, donde conviven distintos sectores políticos del gobierno e incluso de la oposición y el sindicalismo.
Entre los directores están el exministro de la gestión de Alfredo Cornejo en la gobernación de Mendoza, el radical Martín Kerchner; el exgobernador mendocino, el peronista Celso Jaque o el abogado Héctor Recalde, también peronista.
También Roberto Monti, que fue presidente de la compañía desde 1997 hasta 1999. Hoy representa a la Federación de los Sindicatos Unidos Petroleros e Hidrocarburiferos (SUPEH), que conduce Antonio Cassia.
La Cámpora también tiene representantes en distintas líneas de la empresa. El principal exponente es Santiago "Patuchito" Álvarez, vicepresidente de Asuntos Públicos y Relaciones Institucionales, con una silla en el directorio.
Álvarez tiene relación muy cercana con Máximo Kirchner y con el ministro Wado de Pedro. Hasta 2015, el cargo de Álvarez fue ocupado por Doris Capurro, una experta en comunicaciones que devino en empresaria de las energías renovables.
Las fuentes consultadas, de adentro y afuera de la firma, coinciden en que La Cámpora no tiene en YPF el peso que tuvo en el Gobierno de Cristina, cuando llegó a tener cuatro miembros en el directorio: Nicolás Arceo, Juan Donini, Patricia Charbay y Rodrigo Cuesta.
Fernández pretende que YPF sea la gran estrella de la recuperación energética de Argentina. Per hasta ahora, la empresa no pudo despegar. En parte por la pandemia y su impacto en el sector petrolero a nivel mundial.
Pero también, dicen las fuentes consultadas, por la propia dinámica que la empresa arrastra desde la gestión de Miguel Gutiérrez durante el macrismo, cuando nunca pudo detentar el liderazgo en el sector alcanzado en otros años.
En el entorno de Affronti creen injusto cargarle las culpas, cuando recién el 7 de mayo –en plena pandemia- pasado fue presentado como nuevo CEO de la empresa. En la Casa Rosada no cargan las tintas contra Nielsen ni contra Affronti.
En el entorno de Fernández dicen que la nueva Ley de Hidrocarburos que impulsará el Gobierno próximamente “será un antes y un después” en la generación de expectativas y certidumbre para el sector. Y confían que con eso y asociaciones estratégicas, YPF despegará.
Inversores que merodean
Un inversor que podría desembarcar en el negocio energético de la mano de Galuccio es Hans Humes, fundador y CEO de Greylock Capital Management. Este fondo de inversión fue el primer acreedor en aceptar la propuesta de renegociación de la deuda externa y luego ofició como socio clave para sumar adhesión de BlackRock.
Humes habló este año con Alberto y con Cristina por el tema de la deuda y por inversiones en la Patagonia. Vaca Muerta pero también el desarrollo de energía renovable estarían entre los planes de inversión de Humes.
Por Horacio Aizpeolea y Javier Álvarez, Corresponsalía Buenos Aires