Miles y miles de imágenes de perritos y gatos recorren las redes sociales de todo el mundo. A diario nos llegan a nuestros teléfonos fotos de mascotas en todas sus formas y color.
Son protagonistas de momentos felices juntos a su familia humana también de memes. Por Facebook, Instagram y WhatsApp también se difunden cadenas para ayudar a un refugio, alojar a una mascota en tránsito hacia una nueva adopción o denunciar el maltrato animal.
Este furor lamentablemente generó comportamientos polémicos en los “humanos” y alimenta a una industria que obtiene millones por la venta de todo tipo de parafernalia para las mascotas. Y moda de tener un compañero que “garpe” en Instagram tiene como correlato la proliferación de criaderos de perros y gatos de raza. Una búsqueda rápida por Mercado Libre nos muestra cuánto cuesta un cachorro pug (45 mil pesos) o un gatito persa (30 mil).
Ahora volvió a viralizarse el caso de un perro que se comporta como un humano. Se lo puede ver leyendo el diario, tomando un refresco o yendo de compras en un monopatín. Claramente no son “trucos” que un perro naturalmente podría realizar. Con las imágenes también renació el rechazo y el video que destapa cómo se logran estas “imágenes tiernas”.
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