España compró cerca de 5 millones de test rápidos para la detección del COVID-19 a una empresa China. Y resultaron ser un fiasco ya que las pruebas que llegaron en los primeros lotes no funcionaban, al presentar una sensibilidad del 30% cuando debía ser del 80%.
La embajada de China en España dijo que estos tests rápidos fueron comprados a una empresa sin licencia llamada Shenzhen Bioeasy Biotechnology.
"Shenzhen Bioeasy Biotechnology no ha conseguido todavía la licencia oficial de la Administración Nacional de Productos Médicos de China para vender sus productos", informó la embajada del país asiático en Twitter.
En pleno revuelo, los responsables del Ministerio de Sanidad admitieron que 9.000 test rápidos comprados a China eran imperfectos y que por ese motivo fueron "devueltos".
Al comprobar la eficacia de los tests en España se detectó que "las especificaciones de este lote enviado no corresponden a lo que venía en los certificados de calidad", dijo Fernando Simón, director de emergencias del ministerio de Sanidad.
Sanidad ya consiguió otros proveedores de tests rápidos, según Simón, mientras se siguen utilizando los test PCR, más lentos pero más seguros, de los que se realizan alrededor de 20.000 cada día.
Los contagios por coronavirus siguen subiendo en España de forma acelerada, con más de 8.500 nuevos casos en un solo día, lo que elevó este jueves el total de infectados a más de 56.000, mientras se produjeron 655 nuevas muertes, superando así la barrera de las 4.000 víctimas fatales.