A Siya Kolisi no le pesó para nada ser el primer capitán negro de la historia de Sudáfrica. Este sábado el joven sudafricano llevó al título Mundial a su país al vencer a Inglaterra en la final de la Copa del Mundo de Japón. La esperanza de todo un país, donde el rugby ejerce como bisagra de unión entre comunidades diferentes, quedó plasmada nuevamente en una escena emotiva para todo el mundo del deporte.
En esta ocasión estuvo sobre el césped de Yokohama y no delante de la televisión en un bar, como durante el segundo título de campeón del mundo de los Springboks, en 2007 en Francia.
Pero Kolisi es demasiado joven para acordarse del primero, que vivió en casa, en 1995, al término del 'Apartheid', un torneo fecundo en símbolos como la imagen de Nelson Mandela vestido con la camiseta de los Springboks entregando el trofeo Webb-Ellis al capitán 'afrikaner' François Pienaar.
Presenció la final ante Inglaterra hace 12 años en un bar en el municipio de Zwide, cerca de Puerto Elizabeth (sur), porque no disponía de televisión en casa. Aquel título llenó de gloria a todo un país: "(Antes de 2007) nunca había visto a la gente unirse a través del deporte".
Kolisi (28 años, 49 partidos internacional) "imaginaba" desde entonces el efecto que tendría un tercer título el sábado para la 'Nación arcoíris', llamada así por la diversidad de etnias que la conforman.
Nombrado capitán en junio de 2018 por el seleccionador Rassie Erasmus, es el estandarte de los Springboks, que fueron considerados mucho tiempo como uno de los símbolos de la política del 'Apartheid' (1948-1991) y vetados a jugadores negros.
Preocupada por tener un equipo representativo del conjunto del país, la Federación fijó el objetivo del 50% de jugadores negros en el Mundial. Finalmente son el 30% (12 de 31).
"Para nosotros, sudafricanos, el rugby fue realmente un catalizador de reconciliación, de esperanza, de inspiración y de cambio. Es muy importante y si no lo comprenden no pueden comprender nuestra historia. Hizo mucho bien ver a jóvenes jugadores de color en primer plano", explica Bryan Habana, wing de los campeones del mundo en 2007.
Erasmus no lo nombró capitán por ser un símbolo, sino porque era, con los Stormers, "el mejor capitán en Super Rugby".
"Fui quizá un poco ingenuo al pensar que eso no representaría una carga enorme para él", añadió el seleccionador.
En esa idea incidió le tercera línea François Louw: "Como capitán, Siya porta un peso pesado sobre sus hombros en la construcción de nuestra nación".
Kolisi es consciente de la fuerza simbólica que representa, mayor porque procede de un entorno sin recursos. "Sólo estoy contento de ser el capitán, por el inmenso privilegio que representa, pero ser el primer capitán negro no es algo en lo que piense".
"Vengan de mi comunidad o de otra, quiero representar a la gente", prosigue el tercera línea, descubierto en un torneo de jóvenes y becado en el prestigioso instituto Grey High School de Puerto Elizabeth, cantera de numerosos internacionales de rugby.
Kolisi, que perdió a su madre con 15 años, "tuvo que luchar para llegar donde está, teniendo a veces que conseguir botas para entrenar, preguntándose si tendría para cenar esa noche", cuenta Habana.
"Lo que logró Suya es extraordinario", señala Tendai Mtawarira, pilar de los Boks con orígenes en Zimbabue.
"Que un chico de Zwide se haga un hueco en esas circunstancias, se convierta en capitán de los Springboks, lidere al equipo de esa forma, es una fuente de inspiración para todos los sudafricanos, sean cuales sean sus horizontes", añade.