La crisis social que atraviesa Chile en estos momentos ha repercutido en casi todos los ámbitos. El deporte no se vio exento de ello, ya que la Primera División debió ser suspendida. La situación es tan extrema que la Confederación Sudamericana de Fútbol (Conmebol) ha comenzado a poner en duda al Estadio Nacional de Santiago como la sede de la final de la Copa Libertadores, a disputarse el 23 de noviembre.
Si bien faltan cinco semanas para el trascendental encuentro, del que se sabe participarán un equipo argentino y otro brasileño (debido a que los semifinalistas son de dichos países y se enfrentarán entre compatriotas), la organización con sede en Paraguay no quiere sorpresa alguna.
"Es muy inquietante lo que pasa, por lo que este lunes analizaremos la situación", declaró Gonzalo Belloso, secretario adjunto de Conmebol, en diálogo con el diario "El Mercurio" de Chile.
En el mismo matutino, el presidente de la Asociación Nacional de Fútbol Profesional (ANFP), Sebastián Moreno, aseguró que no recibieron "ninguna información" sobre una modificación en la sede, pero realizarán un análisis para asegurar "la realización de este espectáculo".