Un reconocido dicho manifiesta que el amor es ciego, una frase que bien puede ser acuñada a Michele Köbke, una alemana que mantiene un noviazgo con un avión. Se trata de un Boeing 737-800, a quien nombró "Querido" y sueña algún día casarse con él.
Si bien expresó que su pareja es "muy atractiva, sexy, bellamente construida y elegante", asegura que mantener "una relación con un avión no es fácil y a veces es difícil". "Solo puedo acercarme a él cuando vuelo con él o cuando puedo llegar a él, lo que solo ocurrió una vez en mi vida", deslizó.
Aún así, utilizó su ingenio para intentar estar lo mas unida posible al Boeing. "Tengo un gran modelo de él hecho de fibra de vidrio, así como componentes reales de él para poder representar mi amor hasta cierto punto".
Este sentimiento que posee la nacida en Berlín se conoce como objectofilia, definida como atracción sexual o romántica por un objeto inanimado. Sin embargo, la europea no encuentra diferencia entre el avión y los humanos: "Es como una relación normal, tenemos noches relajantes juntos y cuando nos acostamos, nos acurrucamos y nos dormimos juntos".