¿Podemos predecir el futuro más lejano? Es cierto que nadie puede afirmar con seguridad qué ocurrirá miles de años más adelante, pero utilizando ciencias como la astrofísica o la cosmología se pueden realizar predicciones.
La "escatología física" es un término acuñado por el astrónomo Martin Rees en base a su uso de la astrofísica para la elaboración de modelos que indiquen hacia dónde se dirige el Universo. Asimismo, Rees se inspiró en la teología, dentro de la cual la "escatología" es el estudio de cosas fundamentales como el fin del mundo.
En 1879, se publicó un artículo sobre el tema. En él, explica la vida en universos abiertos y describe las posibles catástrofes existenciales que amenazarían la vida humana en un futuro, desde la muerte del Sol hasta el alejamiento de las estrellas dentro de una galaxia.
Entonces, ¿cuáles son los mayores desafíos a los que se enfrentará la humanidad en un futuro lejano, si ésta llega a sobrevivir?
Problema 1: sobrevivir mejor que otros mamíferos. La duración de cualquier especie mamífera en la Tierra es de aproximadamente un millón de años. En este momento, el riesgo de extinción natural es mucho menor que el riesgo de la autodestrucción. Si los hombres solucionaran los problemas actuales de sostenibilidad, aún tendrían que enfrentarse a otros desafíos y lograr que la especie perdure.
Para empezar, en unas pocas decenas de miles de años la humanidad tendrá que hacerle frente al final del actual período interglacial: estamos viviendo un lapso de tiempo que se sitúa en una breve interrupción dentro de una larga edad de hielo. Según la ciencia, nuestros antepasados sobrevivieron a las glaciaciones, por lo que probablemente este no sea un gran problema.
La humanidad también podría encontrarse con pronunciadas variaciones climáticas entre diferentes épocas geológicas. En el pasado, la Tierra tuvo períodos en los que fue más fría y otros en los que fue más cálida. Durante el Eoceno, las temperaturas eran 10°C más cálidas. En las regiones árticas había palmeras y caimanes mientras que las ecuatoriales eran demasiado calientes para que los humanos pudieran sobrevivir. Pero también hubo épocas donde casi toda la Tierra estaba cubierta de hielo.
Existe también el riesgo de supervolcanismo, impactos de meteoritos, explosiones de rayos gamma o perturbaciones ecológicas que aún no han surgido, pero que que han provocado extinciones masivas naturales aproximadamente una vez cada 100 millones de años.
Es probable que el Homo Sapiens no perdure como especie porque evolucionaría hacia otra cosa. Estamos constantemente mutando y sujetos a la selección natural. Además, la biotecnología moderna permite modificar deliberadamente los genes. La ironía es que, para sobrevivir más tiempo que las especies de mamíferos que nos rodean, tenemos que convertirnos en algo muy diferente de lo que somos.
Problema 2: sobrevivir al final de la vida útil de la biosfera. En aproximadamente 1000 millones de años, el aumento del brillo del Sol condenará a muerte a la biosfera de la Tierra. El problema es que el calor del Sol causa un mayor desgaste de la roca, lo que a su vez desencadena reacciones químicas que eliminan cantidades significativas de dióxido de carbono del aire como parte del ciclo del carbono y finalmente conducen a la muerte de la vida vegetal.
Además, a la larga el planeta se sobrecalentará como un invernadero incontrolado, emitiendo más y más vapor de agua (un potente gas de efecto invernadero) que se evaporará de los océanos, recalentando aún más la Tierra.
Una solución sería la de tratar de proteger la biosfera con una megaobra de ingeniería durante el mayor tiempo posible. Se podría realizar esta geoingeniería agregando aerosoles reflectantes a la estratosfera, construyendo un paraguas entre la Tierra y el Sol, o incluso moviendo el planeta hacia el exterior.
Otra solución es mudar la vida al espacio, si aún no lo hemos hecho cuando la biosfera esté en su etapa final. Los hábitats espaciales autosostenibles parecen posibles, y hay materiales disponibles de sobra. Si estas estructuras parecen difíciles de construir, debemos recordar que, literalmente, tenemos 1000 millones de años para ser más hábiles y trabajar en su diseño.
Problema 3: sobrevivir al principio del final de la vida del Sol. En unos 5000 millones de años, el brillo del Sol comenzará a aumentar más rápidamente porque el helio acumulado en el núcleo lo calentará, convirtiéndolo en una enorme estrella gigante roja. La temperatura de la superficie bajará, pero la salida total de luz será mucho mayor debido a la enorme superficie.
Esto, seguramente, se traducirá en el fin de la Tierra, ya que es probable que el Sol se la trague en su proceso de expansión. Si no es así, es factible que se queme hasta convertirse en una roca sin aire.
"Poco" después (aproximadamente 1000 millones de años luego), el Sol expulsaría gran parte de su atmósfera como una nebulosa y se convertirá en una enana blanca. Para sobrevivir a esto, cualquier vida que quede en el sistema solar deberá trasladarse a otros sistemas. Alcanzar otros sistemas solares requerirá naves espaciales muy rápidas o llevará mucho tiempo.
Pero también podría ser que ningún humano abandone físicamente el sistema solar. Si nuestros descendientes sobreviven a la muerte del Sol, pasarían a vivir entre las estrellas de la galaxia.
Problema 4: sobrevivir al final de las estrellas. La formación de estrellas en el Universo ya ha alcanzado su punto máximo y en las próximas decenas de miles de millones de años se llegará al "pico máximo". A medida que las estrellas brillantes se consuman, quedará una población de estrellas enanas rojas estable, pero longeva. Pueden brillar por billones de años.
Pero la formación de estrellas disminuirá, y entre 10 y 100 billones de años, incluso las enanas rojas morirán. Para sobrevivir, la vida necesitará fuentes de energía distintas a la luz de las estrellas. Si la humanidad sobrevive al final de las estrellas, la materia que dejarán al morir se convertirá en la fuente de energía más grande del Universo.
Problema 5: sobrevivir al final de las galaxias. Los movimientos estelares aleatorios gradualmente hacen que las galaxias se disuelvan: de vez en cuando las estrellas se cruzan y cambian las velocidades al azar. A veces, esto le da a una estrella una velocidad de escape de la galaxia y desaparece en el gran vacío.
A la larga, en unos 100 millones de billones de años, toda la galaxia se dispersará o caerá en el agujero negro central. Los planetas alrededor de las estrellas también seguirán el mismo destino. Para sobrevivir a esto, los seres inteligentes necesitarían llevar las estrellas a órbitas que sean estables a largo plazo.
¡Esto parece físicamente posible! Al menos en la era actual, uno podría empujar las estrellas colocando reflectores para que su radiación actuara como los motores de un cohete muy débil. Esto es similar a la manera en que usamos la gravedad para redirigir y acelerar las sondas Voyager, pero llegado el caso sería a gran escala.
A medida que las estrellas cambiaran de órbita, podrían usarse para empujarse mutuamente en el juego de billar más grande jamás concebido. Se necesitarían grandes estructuras alrededor de cada estrella y una planificación a gran escala del proceso, pero la cantidad total de materia necesaria sería la de un gran asteroide por sistema solar. El problema reside en la coordinación de proyectos en escalas de tiempo que abarcan literalmente 1000 millones de años.
Problema 6: sobrevivir al final de la materia. Nuestro tipo de materia está formada por átomos compuestos de protones, neutrones y electrones. Se dice que en circunstancias normales los protones y los electrones son perfectamente estables.
Los protones estabilizan los neutrones. Por sí solos, se descomponen con una vida media de unos pocos minutos. Sin embargo, muchas teorías físicas estiman que los protones no son realmente estables y en plazos de tiempo excepcionalmente largos, se deteriorarán.
Hasta ahora, la descomposición de los protones nunca se ha podido observar, pese a algunos esfuerzos heroicos de investigación. Esto indica que el proceso de descomposición lleva billones de años, si es que sucede. Esta previsible decadencia significaría el fin de la materia tal y como la conocemos.
Las estrellas y los planetas se convertirían lentamente en radiación más electrones y positrones libres, incapaces de formar sistemas habitables. Las últimas estrellas enanas negras frías se convertirían gradualmente en cristales de helio e hidrógeno que se evaporarían silenciosamente. Lo único que quedaría sería radiación y agujeros negros en un Universo vacío.
¿Podremos evitarlo?