Esta semana estrenó "Pequeña Victoria", la nueva apuesta fuerte de Telefé con Julieta Díaz, Natalie Pérez, Inés Estévez y Mariana Genesio Peña. Tuvo muy buenos números (17.2) y emocionó con su historia: la crianza compartida de una bebé entre "cuatro mamás" a través de la subrogación de vientre.
Durante los primeros capítulos de la tira se muestran algunos detalles de la "negociación" por el alquiler de vientre entre la mujer gestante (Natalie Pérez), la donante de óvulos (Julieta Díaz) y hasta la donante de esperma, la mujer trans interpretada por Mariana Genesio.
Sin embargo, la periodista Marisa Brel, que es mamá subrogante de Timoteo, opinó sobre la tira y sobre la realidad detrás de la ficción en este práctica. "Primero, celebro que se hable del tema subrogación en televisión y se naturalice en la gente. Es una manera maravillosa para ayudar a una mujer y a un hombre a ser padres", dijo a Clarín.
"Estaba muy preocupada y ansiosa para ver cómo se iba a tocar el tema en la novela, aunque hay miles de casos diferentes. Hay cosas que estuvieron mal porque no se pueden. Acá en la Argentina no hay una ley y mostraron cosas que no se pueden. No está prohibido pero tampoco está avalado. Gracias a Dios se están haciendo con arreglos judiciales y sólo se permite con hermana, prima o alguien que tenga un lazo", anticipó Brel.
Y continuó: "En lo particular, y dejando de lado que es una ficción y que amo a Érica, la autora de la tira, confío en que ella trate el tema bien. Pero por ejemplo, una carrier -la persona que lleva el bebé en su vientre- no puede serlo por capricho o por dinero, sino que tiene que haber sido madre anteriormente. Si no pasó eso un psiquiatra no la puede aprobar para que sea mamá subrogante".
"Como mínimo tiene que haber tenido un hijo y no haberlo abandonado nunca. Para ser carrier además uno tiene que pasar por miles de exámenes físicos, psicológicos y psiquiátricos antes de ser aceptada", detalló la periodista.
"Otra cosa que no me gustó: La mujer que va a subrogar no es una clienta. El personaje de Emilia Mazer, actriz a quien admiro, hace el rol del nexo entre una agencia de mamás sustitutas y madres biológicas o "en potencia", como las llamo yo, tiene que ser de un amor y una contención fuerte para ambas partes. Es el lazo que los une. No puede estar revoleando dinero ni diciendo 'firmen acá' o 'la clienta'. Entiendo que estamos hablando de una ficción. Pero me preocupa lo que le queda a la gente: que esto es un comercio".
"Si una mujer no tiene una misión especial para ayudar a otra mujer a ser madre, no se puede. Esto puede crear la fantasía que una mujer lo hace por dinero y no es así. Sí se le tiene que pagar. En Estados Unidos, en los ocho estados donde está aprobada la ley debe cobrar veinte mil dólares que se le pagan por mes. Nadie se va a hacer millonario ni dejar de trabajar en su vida por haber alquilado su vientre", añadió Brel.
Sobre el personaje de Julieta Díaz, aclaró: "No me gustó que se muestre a una Julieta Díaz como una mujer que no se embaraza por el trabajo. Salvo que con el correr de los capítulos se muestre que tiene infertilidad. Pero no quiero que llegue a la gente que se alquila un vientre para no deformar su cuerpo, o porque prioriza su carrera laboral".
"Un vientre se alquila cuando no tenés útero o no te funciona. Esos pequeños detalles hay que cuidarlos mucho porque somos miles de personas trabajando y rezando para que haya una ley de alquiler de vientre, de subrogación. Para eso hay que despertar conciencia en la gente. Desde ese lado celebro que se toque este tema en la televisión", enfatizó Brel.
"Con respecto a la tira destaco las actuaciones, que son brillantes. No juzgo nada de todo eso. Me da miedo que se haya terminado de escribir la historia pero confío en Érica, que es una gran autora. Me hubiese encantado que leyera mi libro, o contarle mi experiencia para aportarle algo", expresó, y cerró con un poderoso mensaje.
"La pequeña Victoria es una muñequita y ojalá despierte conciencia a todos los argentinos que traer una vida al mundo, como sea, a través de un vientre propio, alquilado o por adopción, es un acto de amor infinito".