El paso devastador del huracán Dorian por las Bahamas dejó hasta el momento siete muertos. Y este miércoles, los equipos de rescate se abrieron paso entre casas destruidas e inundadas, tratando de llegar a víctimas para evaluar en su totalidad la magnitud de la catástrofe.
Un día después de que el huracán más poderoso que jamás haya azotado el país terminara de atacar las islas de Ábaco y Gran Bahama, los socorristas todavía no habían llegado a algunas de las zonas más afectadas.
Dorian se estacionó sobre las Bahamas durante más de un día y medio, con vientos de hasta 295 km/h y lluvias torrenciales, inundando los barrios con aguas turbias de color marrón y destruyendo o dañando gravemente miles de viviendas.
"Estamos en medio de una de las mayores crisis nacionales de la historia de nuestro país", dijo el primer ministro Hubert Minnis, que teme que el número de muertos aumente.
Los rescatistas en Bahamas usaron motos acuáticas, botes y hasta una excavadora para llegar a las personas atrapados por las crecidas, mientras la Guardia Costera estadounidense, la Marina británica y un puñado de grupos humanitarios trataban de llevar alimentos y medicinas a los sobrevivientes y de llevar a la gente más necesitada a lugares seguros.
En tanto, cinco helicópteros de la Guardia Costera volaban casi cada hora a la maltrecha Ábaco y trasladaron a más de 20 heridos al principal hospital de la capital, Nassau.
El portavoz de la Cruz Roja Matthew Cochrane dijo que se cree que más de 13.000 viviendas, alrededor del 45% de las residencias en Gran Bahama y Ábaco, sufrieron daños severos o quedaron destruidas por completo.
