La terrible enfermedad a la que le hizo frente Marie Fredriksson, la cantante de Roxette

"Si uno no pasó por esto, no puede entenderlo", aseguró la artista de 61 años.

La terrible enfermedad a la que le hizo frente Marie Fredriksson, la cantante de Roxette
(AFP PHOTO / FRANK LEONHARDT)

Marie Fredriksson, la cantante del exitoso grupo sueco de rock Roxette, luchó durante muchos años con una terrible enfermedad: cáncer de cerebro.

Según relató, todo comenzó de manera paulatina. Primero empezó a olvidarse las letras de sus propias canciones. Hasta que una mañana se desmayó en su casa. Cuando se despertó estaba en un hospital y le dieron la dura noticia: tenía cáncer cerebral.

La periodista Helena Von Zweigbergk escribió un libro utilizando el relato de Marie. "Fue el 11 de septiembre de 2002 cuando comenzó el infierno", dice en sus páginas "Listen to my heart", título elegido en honor a uno de los éxitos de la banda.

(AFP PHOTO / FRANK LEONHARDT)
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Los médicos creían que la cantante no iba a sobrevivir mucho más que un año. Tuvo que enfrentarse a una gran dosis de medicamentos, sesiones de radioterapia, complejas operaciones. Todavía no puede escribir correctamente a causa de los tratamientos.

También tiene problemas visuales en el ojo derecho, auditivos, motores -un pie se le tuerce solo y vive con el temor de caerse-, y de orientación y memoria.

Con la ayuda de la periodista, la artista de 61 años decidió contar su historia "sin rodeos para que la gente sepa lo que supone pasar por lo que a mí me tocó vivir", dijo.

"Pasé trece años de mi vida bajo el estigma del dolor, pero nunca me di por vencida y no me voy a rendir. Voy a seguir peleando hasta que no pueda más. Fue un milagro que sobreviviera", describe Marie.

"Si uno no pasó por esto, no puede entenderlo", expresa Frederikson, que confiesa que durante años fue incapaz de pronunciar la palabra "tumor" o entrar al hospital sin echarse a llorar.

"Las dificultades de la vida no terminan nunca. No se puede vivir sin dolor. Pero, aún así, también reconoce momentos de felicidad. Ahora aprendí a alegrarme por las pequeñas cosas. Un rayo de sol, ver cómo brotan las hojas en los árboles, un bocadito de paté. Por fin creo que me reconcilié con la idea de que padezco una lesión, consecuencia de la radiación, y que tengo que vivir con ella", concluye emocionada la artista.