Marie Trainer despertó de un coma inducido y se dio cuenta de que le faltaba parte de sus extremidades. Había estado hospitalizada durante 10 días y en ese tiempo le habían amputado parcialmente sus brazos y piernas.
Lo último que recordaba era que se había sentido enferma y que por eso se había recostado en el sofá de su casa. Cuando abrió los ojos, se sentía confundida: no sabía dónde estaba y le fue muy difícil descubrir lo que le había pasado.
Por los primeros síntomas (náuseas y un fuerte dolor de espalda), creyó que estaba incubando una gripe. Lo siguiente fue un progresivo aumento de su temperatura corporal y un posterior descenso abrupto, motivo por el cual fue trasladada al hospital.
La mujer desarrolló una sepsis, un padecimiento que se da cuando el sistema inmune sobrerreacciona a una infección bacteriana, y su situación empeoró.
Una vez internada, determinaron que una bacteria que se encuentra en la boca de los perros le ocasionó docenas de coágulos que obstruyeron el paso de la sangre.
Según describieron, el virus se transmite, por ejemplo, por contacto con la saliva, a través de una mordedura o cuando el animal lame a las personas.
Con el correr de los días, las extremidades de la paciente comenzaron a ponerse necróticas y luego a grangrenarse, por lo que fue puesta en coma médicamente inducido hasta que dedicieron realizar la operación.
Trainer es estilista y es dueña de un salón de belleza. Está casada y tiene hijos. Vive en el condado de Stark, Ohio, en el medio oeste de los Estados Unidos. Junto con su esposo, Matthew, acababa de regresar de unas vacaciones por el Caribe cuando ella se enfermó.