Luego de la presión que hicieron diferentes expertos y organizaciones civiles vinculadas a la educación, el gobierno puso en agenda y en marcha un programa para mejorar los índices de alfabetización a nivel nacional. Estos índices revelan que 1 de cada 2 alumnos de tecer grado de la primera tienen dificultades para realizar la comprensión lectora. Además también que 1 de cada 3 alumnos del primer año del secundaria ingresa sin saber leer y escribir de manera acorde a su edad.El gobierno nacional afirma que realizará una compra de más de 9.000.000 de libros para fomentar este ambicioso plan de alfabetización y además que invertirá US 1.000.000 en el mismo. Pese a esta iniciativa, se puede un estado nacional ambiguo a la hora de definir la metodología que se llamará y ejecuta el nuevo plan que busca alfabetizará y mejorar los índices.
Por un lado se puja aplicar el Metodo constructivista (vinculado a sectores progresistas) y por otro lado el aprendizaje estructurado que se basa en aprendizaje memorísticos/repetitivos. Lo cierto es que el gobierno nacional liberó al libre adverbio esta decisión a cada provincia, dejando que cada ministerio decida al respecto de que metologia usar. Esto rápidamente fue criticado por diferentes sectores de la educación, entendiendo que pone en evidencia la falta de decisión pero además que puede pronfundizar conceptos como la injusticia curricular.
Esto quiere decir que un niño que aprende a leer en una provincia de una menera, puede por diferente razones migrar a otra provincia y encontrarse con una metologia diferente, lo cual puede perjudicar.
Datos científico revelan que el 5% de la población aprende a leer por sí solo, otro 25% le es indiferente el método pero el resto 60% no le da lo mismo el método por el cual aprenderá a leer.
Este debate a tomado mucha relevancia en los últimos días dentro del ámbito educativo y dispara alertas en el gobierno nacional.
Mientras tanto tenemos un sistema educativo en plena crisis que tiene en muchos rincones del país, escuelas construida en el siglo XVIII, docentes del siglo XX y alumnos que esperan educarse para los desafíos del siglo XXI