“Andar sin pensamiento”: humor y seducción en el cementerio

El humor y la poesía, el deseo y la seducción, lo vulgar y lo elevado, lo romántico y el instinto, en una obra de contrastes para divertirse y reflexionar.

“Andar sin pensamiento”: humor y seducción en el cementerio
“Andar sin pensamiento”: humor y seducción en el cementerio

A sala llena, este sábado en la Biblioteca Sarmiento, se llevó a cabo el estreno de la obra “Andar sin Pensamiento” protagonizada por Diego Wilgenhoff, Marifé Martínez Canel y Gerardo Christensen; y dirigida por el propio Christensen.

La obra escrita por Jorge Huertas, multi-premiado dramaturgo argentino con más de 20 obras teatrales publicadas, gira alrededor de Atilio y Johnny, dos mujeriegos ya entrados en años y con dos visiones totalmente diferentes del significado del amor, las relaciones y sus formas de expresarlo.

La obra “Andar sin pensamiento” se estrenará en la Biblioteca Sarmiento
La obra “Andar sin pensamiento” se estrenará en la Biblioteca Sarmiento

“Andar sin pensamiento” está ambientada en un cementerio donde los protagonistas se reunen para conquistar a viudas desconsoladas. Esta ambientación es un detalle no menor que carga de sentido a la obra, remarcando ese contraste entre un lugar lleno de muerte, con un texto cargado de vida y humor; contraste que también es visible en los personajes.

Si de contrastes se trata, la obra mantiene un tono entre lo humorístico y lo poético y/o filosófico, un balance que puede resultar difícil mantener: si hay exceso de solemnidad, el humor puede verse debilitado; si hay exceso de humor, se desvirtúa la profundidad de la pieza. Demasiado brillo de un lado, opacaría el otro.

Jhonny el personaje de Diego Wilgenhoff lleva sobre sus espaldas el peso de instinto animal, el deseo puro, sin las complicaciones que los sentimientos pueden generar en su rol de mujeriego empedernido.

Atilio, interpretado por Gerardo Christensen, carga lo poético y la solemnidad, el romanticismo a flor de piel, de su boca se desprender versos de Almafuerte, Neruda, Miguel Hernández que el seductor utiliza en sus conquistas, en sus dialogos pueden diferenciarse fragmentos de García Lorca, Gelman y otros poetas; la poesía y la palabra es para Atilio su manera de trascender, de dejar huellas en las almas ajenas.

Wilgenhoff y Christensen han sabido mantener ese equilibrio entre el humor y lo poético prestándose el protagonismo, pero manteniendo a la perfección el contrapeso en sus actuaciones y logran que la obra fluya en perfecta armonía entre los personajes bien interpretados.

La aparición en escena de Marifé Martínez Canel cambia el tono de la obra, que la vuelve más poética y enigmática, pero manteniendo el ritmo sin caer en la pesadez. El humor, vuelve a ser protagonista y permite abordar temas complejos sin que la melancolía excesiva nuble a la obra ni al espectador.

Su actuación se acopla de muy buena manera a las de sus colegas y logra mantener la solvencia que la obra venía desarrollando. Probablemente Carmencita, el personaje que interpreta, sea el mas explicito de los tres; no necesita en su desarrollo más argumentaciones para explicar su proceder, que el amor que la mueve.

En lo que respecta al trío actoral, cumple con creces.

“Andar sin pensamiento”: humor y seducción en el cementerio
“Andar sin pensamiento”: humor y seducción en el cementerio

“Andar sin pensamiento” navega con éxito por la ambiguedad y los contrastes que se ven tanto en su escenografía, en su texto y en el desarrollo de los personajes. Si su propósito es hacer pensar y reflexionar (además de divertir) al espectador, sobre cuestiones varias e indudablemente difíciles, el objetivo está cumplido.

En sintesis, “Andar sin pensamiento” es una puesta seria y trabajada: Una obra amena, divertida, emotiva y reflexiva que se puede ver, rever y analizar cada vez desde diferentes puntos. Sin duda que merece el acompañamiento del público en futuras presentaciones.