El alcoholismo es una enfermedad que no solo afecta la vida personal de las personas que la padecen, sino también su entorno se ve afectado por esta situación que pone en riesgo la salud física y emocional no solo del enfermo, también de todos aquellos que lo rodean.
La Biblioteca Campano de Tres Arroyos, le ha cedido desde hace ya un largo tiempo, un espacio a Pedro, quien lleva adelante las reuniones de Alcohólicos Anónimos para todas aquellas personas que lo requieran y lo necesiten y les brinda la ayuda y las herramientas necesarias para salir de ese flagelo.
En dialogo con Vía Tres Arroyos, Pedro nos brindó detalles al respecto:
“Mi nombre es Pedro soy enfermo en recuperación. El 8 de noviembre voy a cumplir 30 años en Alcohólicos Anónimos sin tomar un trago y sin tener una recaída”.
“Alcohólicos Anónimos – continuó -es una comunidad de hombres y mujeres que comparten, su mutua experiencia, fortaleza y esperanza de poder resolver su problema común y ayudar a otros a recuperarse del alcoholismo. El único requisito para pertenecer a esta institución es elegir el deseo de dejar de beber”.
“Para ser miembro de Alcohólicos Anónimos no se pagan derechos ni cuotas nosotros nos mantenemos con nuestras propias contribuciones. Alcohólicos Anónimos no pertenece a ninguna secta, religión, partido político, organización o institución. Nuestro objetivo primordial es mantenernos sobrios y ayudar a otros alcohólicos al cantar su estado.
Las reuniones se realizan en la Biblioteca Campano todos los jueves de 18 a 19 horas.
También, en el ingreso a la biblioteca hay un QR que pueden imprimir en el teléfono e ingresar a las reuniones que se realizan por Zoom, todos los días de 19 a 20 horas. También hay guardia permanente de lunes a viernes de 14:30 a 16 horas.
El teléfono para comunicarse con Pedro es 02983 - 52 39 64
“El grupo te enseña una máxima ‘solo por hoy’ que consiste en evitar el primer trago que te lleva luego a “dormir con la damajuana al lado” – indica Pedro -Contando mi experiencia puedo asegurar que existe una mejor calidad de vida. Yo llegué al grupo por internación porque por el alcohol ya me estaba mandando demasiadas macanas y mi familia decidió internarme, mientras estaba allí se acercó gente del grupo”.
“Se trabaja en el día a día, en decirle no a ese primer trago. Cuando tengan necesidad de tomar un trago, coman un cachito de dulce de membrillo, métete un caramelo en la boca, eso te saca toda la ansiedad, salgan a caminar, todo está en la mente; hay que llegar a esas 24 horas para después ir sumando. Es un largo camino hacia la sobriedad, no es fácil, pero se puede y hay que poner todo de parte de vos mismo”.