Es una de las obras priorizadas por la Nación y la provincia de Santiago del Estero. Esta semana, iniciaron los trabajos formales de la cloaca máxima, colectores y redes secundarias, la cual impactará en distintos barrios de la capital santiagueña.
La obra está a cargo de las empresas Panedile Argentina, Supercemento SAIC, Esuco SA. Según los plazos previstos, demandará dos años y medio de ejecución con una inversión del Gobierno nacional de 1.333.360.413,12 pesos.
La cloaca máxima en la capital santiagueña beneficiará directamente a 180 mil habitantes y a una población futura de 340 mil. Además, esta obra será la base para que, posteriormente, se avance sobre los sectores que aún no fueron beneficiados.
El director del Ente Regulador de Aguas y Cloacas de Santiago del Estero, Juan Domingo Roitman, dijo: "Estos primeros trabajos encarados servirán para conectar todo el vuelco cloacal que se genera en los barrios Campo Contreras, San Germés, Siglo XX, Siglo XXI y otros grupos habitacionales de la zona sur".
El proyecto contempla un total de 14 barrios de la capital: Almirante Brown, América del Sur, Tradición, Juramento, Los Inmigrantes, Cabildo, Primera Junta, Congreso, Sáenz Peña, Francisco de Aguirre, Colón, Rivadavia, Juan Felipe Ibarra y Huaico Hondo.
Con la presente obra se prevé luego la cobertura de la red de colección mediante la ejecución de una red de colectores, estaciones de bombeo y la ampliación de la malla fina existente, para alcanzar 10 mil nuevas conexiones.
La ciudad de Santiago del Estero tiene una población de 270 mil habitantes, de los cuales el 90 por ciento cuenta con servicio de agua potable, pero menos del 41 por ciento posee servicio de recolección cloacal. Esto implica una importante descarga de desechos en pozos negros o directamente en superficie.
Además, si bien el indicador de cobertura de la red resulta muy bajo, la situación se vuelve más crítica cuando se considera que el tratamiento de los líquidos se realiza solo sobre un 10 por ciento del total recolectado. De esta manera, el resto de las aguas son volcadas crudas al río Dulce, provocando un deterioro de la calidad de vida y del medio ambiente.