La aparición sin vida de Agustina Imvinkelried en un descampado de Esperanza generó conmoción no sólo en la localidad sino también en todo el país. Los primeros indicios apuntan contra Pablo Trionfini, un hombre con el cual la joven dialogó en la madrugada del domingo.
Trionfini era empleado de la municipalidad y trabajaba en el área de recolección de basura. Según las cámaras de seguridad, el hombre de 39 años fue el último en hablar con Agustina, desde su Renault 21, en inmediaciones del local bailable.
Según confió la fiscal del caso, María Laura Urquiza, Trionfini no tenía antecedentes penales, pero sí acumulaba dos causas abiertas. Por un lado había sido denunciado por su ex por violencia, y además, había sido demorado por desobediencia de mandato judicial por violar una orden de restricción que había determinado un juez justamente tras la denuncia.
Es por eso que la policía quiso indagarlo en la noche de este domingo pero, al verse rodeado, el principal sospechoso se ahorcó. La información reciente da cuenta de que los agentes hallaron dentro de su domicilio guantes con tierra y que además le pidió prestada una pala de puntear a un vecino.
Por otro lado, horas antes, según publicó el sitio esperancino.com.ar, sus allegados señalaron que estuvo nervioso todo el día y que incluso sus más íntimos quisieron ir a buscarlo pero él no quiso salir de su domicilio.
"Se había separado y no en muy buenos términos con la ex mujer", reveló una periodista local. Tenía una hija y estaba esperando otro. Mientras bsucaban a Agustina, en su Facebook publicó que se había comprometido con su nueva pareja.
Lo cierto es que horas después de la muerte de Trionfini, la policía halló el cuerpo de la joven en un descampado ubicado a 400 metros del boliche al quie asistió esa madrugada.
Por la gravedad del caso quedó a cargo de la doctora María Laura Urquiza, que está al frente del Ministerio Público de la Acusación de Las Colonias.