En Capital Federal el precio del durazno llegó a las nubes, se pagó a $210. Gran parte de ese costo se explica a partir de la carga impositiva, el Estado se queda con un 45%, mientras que el productor primario solo es responsable del 12.8%.
El estudio elaborado por la Confederación Argentina de la Mediana Empresa (CAME) sacó a relucir cuanto influye el Estado en el precio que paga el consumidor, en este caso, por un kilo de durazno fresco, uno de los principales cultivos en Mendoza y en particular en el sur provincial.
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Argentina está entre los tres principales productores de durazno del hemisferio Sur, con más de 100 mil toneladas anuales tanto para industria como en fresco.
La provincia de Mendoza concentra el 83% de la producción de duraznos del país, con aproximadamente 6.000 hectáreas implantadas, seguida por Río Negro y Neuquén, con unas 750 hectáreas implantadas, según el Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria (SENASA).
En cuanto al volumen comercializado entre los meses de noviembre a abril en el Mercado Central de Buenos Aires, se estiman aproximadamente unas 19.500 toneladas de durazno en fresco.
Así se conforma el precio
El estudio de la CAME se basó en analizar los costos, impuestos y ganancias netas de cada eslabón de la cadena.
De los $210.8 en los que se llegó a vender un kilo de durazno en fresco en Capital Federal (valor promedio en marzo 2021), cada sector de la cadena tuvo una incidencia muy distinta.
De esos $210.8 el productor fue el responsable del 12.8% ($27), le siguió el galpón de empaque y la cámara de frío con el 15.8% ($33.4).
El mayorista (puesto en el Mercado Central de Buenos Aires) el 10.9% ($23) mientras que el minorista (la verdulería o supermercado) el 15.7% ($33.1).
El estudio de la CAME reveló que el resto del precio del durazno, el 44.8% ($94.3) es responsabilidad de la presión tributaria.
Los Impuestos
Esa carga impositiva se divide en: 75.1% impuestos de origen nacional, mientras que el 24.9% son provinciales o tasas municipales.
Además, al analizar los tributos específicos de la cadena de valor desde la cosecha del durazno en la provincia de Mendoza hasta su venta en Capital Federal (distante a unos 1150 km.), el 38.4% corresponde al IVA, el 30.8% a Ganancias, el 12.8% a otros impuestos provinciales o tasas municipales, el 12.1% a Ingresos Brutos y el 5.9% a contribuciones patronales de la mano de obra.
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“La pelusa que causa verdadero malestar son los impuestos y no solo en el durazno, sino en todos los agroalimentos. En detrimento de la rentabilidad, la carga fiscal en Argentina sigue en aumento y nos obliga a cancelar o, en el mejor de los casos, a postergar cualquier tipo de inversión”, afirmó Eduardo Rodríguez, presidente del sector de Economías Regionales de CAME.
Del precio que abonó el consumidor en góndola ($210.8), además del 44.8% correspondiente a impuestos ($94.3), el 29.7% ($62.5) corresponde a costos y el 25.6% ($53.9) a ganancias netas.