El padre Hugo Alanís es uno de los tantos sacerdotes argentinos que está misionando en Medio Oriente.
Oriundo de San Luis pero formado en la vida religiosa en San Rafael, el padre Alaniz llegó a Siria en 2009 y actualmente está en la localidad de Alepo.
Tras el conflicto con los terroristas, el país quedó sumido en la ruina y la pobreza abunda, sin embargo la fe mantiene firme a la comunidad.
"Vivía en Jordania, era párroco de la iglesia que la congregación tiene allí. El Obispo me solicitó que atendiera a la comunidad de hermanas del Verbo Encarnado en Alepo. Por 6 meses estuve yendo y viniendo a mi parroquia de Jordania, hasta que pudo venir un sacerdote a quedarse en Alepo. Desde entonces volví a mi parroquia en Jordania. Pero a finales de 2017 volví ya para quedarme", dijo en diálogo con LV 4 Radio Nacional San Rafael.
Según contó el sacerdote, lo peor de la guerra pasó aunque el conflicto está siempre latente. "Lo peor se vivió durante la Navidad de 2016, momento en que Alepo y otras tantas ciudades estuvieron a punto de quedar en manos del Isis, la situación fue evitada por el ingreso del ejército ruso. El conflicto se mantuvo controlado hasta fines del año pasado, cuando hubo una serie de fuertes enfrentamientos, atenuados recientemente por el accionar del gobierno", relató.
"Ahora, después de la guerra la situación está bastante bien, si se compara con otros países de Medio Oriente. Los que estamos bajo la órbita del gobierno, en general los cristianos estamos muy bien, algo que lamentablemente los medios no han transmitido correctamente. Al inicio de la guerra se habló de un conflicto civil, pero no era exactamente eso. Muchos de los grupos que vinieron a luchar, venían de Europa e incluso de Sudamérica. El único problema grande que tenemos es económico. El país ha quedado prácticamente quebrado. Todo es muy pobre, las escuelas, los hospitales", comentó el sacerdote.
Durante la charla, Alaniz contó que "nuestro apostolado por supuesto inicia con lo religioso, nuestra comunidad cristiana es pequeña, pero tenemos varios programas de asistencia social y cuidamos tanto a cristianos como a nuestros vecinos musulmanes".
Al describir la situación en que quedó sumida la comunidad tras el conflicto con ISIS, el religioso aseguró que “la pobreza es extrema”.
"Una familia vive con ingresos que promedian entre 30 a 50 dólares y necesitarían no menos de 400 dólares para no caer por debajo de la línea de pobreza".
Ante esta situación, Hugo Alaniz pidió a la comunidad generosidad pero no con elementos material sino “con la oración”.
"En todo el mundo hay mucha necesidad y no tenemos que olvidar a aquellos que nos han transmitido la fe. Por eso a quienes la tienen les pido que así como nos han ayudado otras veces, lo hagan ahora desde la oración. Y a los que no tienen fe, que se animen también a elevar una oración, tal vez alguien los escuche".