Este martes por la mañana, Victoria Miranda se presentó en el Poder Judicial de la ciudad de San Luis para conocer el estado de la causa que comenzó hace 15 años. En la Justicia, la joven solicita que el artista puntano Luis Soloa la reconozca como su hija.
El caso presenta una particularidad: en algún momento entre 2011 y el presente, el Juzgado de Familia extravió toda la documentación.
“Se ha perdido el expediente hace bastante tiempo y digitalmente no existe nada. Se perdió el ADN, el cuaderno de pruebas, todo. He cambiado de abogado y ninguno entiende cómo y por qué se ha perdido el expediente del juzgado. Todo cada vez se atrasa más”, comentó Victoria en declaraciones a La Gaceta Digital.
La historia de la causa de Victoria Miranda
“En el 2007 mi mamá empieza con esto y en 2011 salió el resultado del ADN. Cuando esto empezó, yo era menor de edad. Pero ahora que voy a cumplir 29 años, estoy haciendo esto por mi parte, peleando por lo que me corresponde”, contó Victoria.
La joven relató que su mamá fue pareja de Soloa y que, cuando se separaron, el artista “desapareció” de su vida. Desde ese entonces, nunca más tuvo contacto con él.
“No me gusta ir a los bailes de él porque me siento mal psicológicamente, verlo me causa mucha tristeza. Yo no puedo esperar 15 años más para que me den el apellido, mi identidad y todo lo que me corresponde”, lamentó Victoria.
Luis Soloa, un reconocido artista puntano
Soloa nació el 3 de septiembre de 1953. A los seis años ya sabía tocar la guitarra. Su padre era músico y pasó muchos años de su infancia en Represa del Carmen, donde entre los 8 y los 12 años se hizo famoso por su habilidad en el canto.
“Luisito” es una leyenda de la música tropical de San Luis y sus canciones marcaron generaciones. Vivió los mejores momentos como músico después de sus inolvidables años en Los Playeros, con Alcides y Víctor Berardo. También formó su propia banda, que ya tiene casi 20 años y que hoy significa la “Pasión” de miles de seguidores.
En una entrevista del año 2017 al medio El Chorrillero, Soloa recordó que a los 8 años ya animaba las fiestas en el campo tocando tonadas, cuecas y zambas. Al principio empezó complaciendo a su familia y gente amiga, pero después fue creciendo y la música se convirtió en todo para él.
La primera vez que tocó una guitarra eléctrica tenía 14 años y fue cuando debutó en los carnavales de Nueva Galia, con el “Cuarteto Vanguardia”. Esa fue su primera experiencia musical. Después, nunca más se detuvo.
Aprendió a tocar otros instrumentos, pero “siempre de oído”, según relató.
En lo musical, según expresó hace 5 años, ya no tiene sueños que cumplir. En la memoria guarda los mejores recuerdos y experiencias.
Sin embargo, el hecho judicial que hoy lo involucra nubla de alguna manera su extensa y reconocida carrera en los pagos puntanos.