Se trata de Pablo Lescano, quien comenzó a recuperarse del balazo, por el cual casi le amputan una pierna y estuvo al borde de la muerte en terapia intensiva, halló el tiempo y la fuerza para denunciar el hecho por el que terminó herido de esa forma.
El 29 de noviembre pasado, denunció que cuando estaba en la vereda de la casa de su madre, con su familia, una patrulla se estacionó frente al domicilio y, sin darle explicaciones, un policía efectuó un primer tiro intimidatorio contra su hermano y después le dio un balazo a él en la pierna.
Estuvo más de un mes en el Policlínico Regional y, a principios de este mes, fue derivado al Sanatorio de la Merced, donde permaneció internado otros siete días.
En una de esas cirugías le extrajeron el proyectil que le había perforado la parte superior de la pierna izquierda. Estuvo varias veces al borde de la muerte, ya que no sólo se le generó una neumonía sino que también tuvo una trombosis.
Si una nueva internación no se lo impide, Lescano espera esta semana ratificar la denuncia que su abogado, Emmanuel Correa Otazú, asentó el jueves y por el que deberá intervenir el Juzgado de instrucción Penal 3.