Este 2 de junio se conmemora el Día Nacional del Bombero Voluntario. En este marco, Marcela Villasboas cuenta su historia en una familia de bomberos: su llegada a San Luis por amor, las razones por las que decidió hacerse bombero y los sacrificios que conlleva su vocación.
Marcela tiene 46 años y es oriunda de Buenos Aires. Hace 15 años vive en San Luis, provincia a la que arribó por amor. Ella, a su vez, es mamá de una joven de 13 años.
“Cuando conocí a mi marido, lo conocí en Buenos Aires. Teníamos 3 o 4 meses de estar juntos cuando me dijo que, si la relación prosperaba, él se iba a vivir a San Luis… Imaginate mi cara en ese entonces. Pero acá estoy, viviendo en San Luis”, comenzó contando la mujer.
Su historia: por qué decidió ser bombero
“Recuerdo que hubo un incendio cerca de casa, en el establecimiento que se llama La Pituca, y el fuego pasó a 50 metros de mi hogar. No se nos incendió nada porque tenía el pasto cortado y todo el perímetro cuidado, sino se me hubiese quemado todo”, explicó Marcela.
“A partir de ahí, decidimos con mi familia meternos en esta locura que es ser Bomberos Voluntarios”, afirmó. “Somos una familia de Bomberos, mi marido también es bombero y mis suegros son grandes colaboradores de la institución”, agregó la mujer.
Hace 5 años que Marcela se desempeña en esta actividad. Sin embargo, forma parte hace 13 años del Cuartel de Bomberos de Cortaderas, localidad puntana en la que vive.
Allí, junto a su marido, Emiliano Roldán, viven hace 15 años. Emiliano, a su vez, es el jefe del Cuartel del que ambos forman parte.
El Ying y el Yang: los sacrificios y el lado positivo de ser bombero
“Jamás me imaginé que iba a ser Bombero Voluntario, pero acá estamos con la familia siendo bomberos, haciendo lo que nos gusta… Amo ser bombero, me encanta”, exclamó Marcela.
Sin embargo, esta vocación conlleva grandes sacrificios. Al respecto, contó que esta profesión también “tiene sus cosas”. “Es sacar horas de familia, restar horas a mi hija”, detalló.
“Cuando te invitan a algún lado o tenés algún compromiso, no lo podés hacer porque no tenés horarios. Por ahí estás durmiendo lo más bien a las 3 de la mañana, te llaman para un incendio y tenés que ir”, describió.
Pero, más allá de todo, “a mí me gusta lo que hago”, concluyó.
Sus experiencias como bombero
Acerca de sus tareas, Marcela cuenta que sus experiencias han sido muy variadas.
“Cada intervención tiene sus cosas. He ido a incendios, a accidentes, a socorrer a gente que se ha caído en su baño. También he ido a contener a familias que han sufrido pérdidas de otros familiares, como cuando sucedió una crecida acá, en la que una vecina de Carpintería perdió la vida”, explicó la mujer.
“A veces cuando vas a los incendios, lo que más me llama la atención y admiro mucho es cómo trabaja la gente y lo compañeros que son. Hay muchos camaradas que por ahí no se ven en todo el año, solamente se ven en los incendios, y ellos se abrazan y se saludan con una alegría a pesar de que, por ahí, llevan horas trabajando. Eso me emociona mucho”, añadió conmocionada.
Esta historia de amor, no solo por una pareja, sino por una vocación, se cuenta en el marco de este 2 de junio, jornada en que se conmemora el Día del Bombero Voluntario en nuestro país.
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