Yamila Cialone, la mamá de Guadalupe Lucero, contó que recibió una carta anónima desde Bahía Blanca que afirmaba que su hija estaba en Anchorena, San Luis, en un domicilio. Más tarde, reclamó que la persona que vivía allí, no dejó ingresar a la Policía.
Anchorena es una localidad argentina del Departamento Gobernador Dupuy, en el sur de la provincia de San Luis. Se accede a través de la Ruta Provincial 55 y está aproximadamente a unos 300 kilómetros de la capital puntana.
Hacia allí la Policía siguió la pista. Pero se encontró con una complicación.
Yamila, en otro posteo, reclamó que la persona no dejó pasar a las autoridades a allanar su vivienda y que, encima, acusó “molestias y malos tratos”. Angustiada, le pidió por una colaboración con la causa que nunca existió.
La mamá de Guadalupe realizó en su cuenta el siguiente posteo sobre el seguimiento de las “pistas” que le llegaron:
“Leí esta nota, recién... Esto pasó el jueves y estoy al tanto de todo.... quiero aclarar que LA INFORMACIÓN Y EL DATO POR EL CUAL LA POLICÍA FEDERAL FUE HASTA ESE DOMICILIO NO FUE POR UNA VIDENTE.
Más allá de eso, no entiendo por qué casi siempre en los medios las notas se burlan discretamente porque se realizan trabajo con videntes.
Entiendan (LOS MEDIOS) que nunca se sabe quién está disfrazado dando datos. Entonces, no se puede descartar nada. Pero ahórrense y eviten la nota si van a salir a decir de mal gusto, que aún siguen detrás de videntes.
Repito, todo suma. Más allá de los resultados, a esta altura NADA SE DESCARTA. Sean más comprensibles”.
Lamentablemente, el seguimiento de las pistas terminó en la nada, en una causa que sigue presentando más incógnitas que respuestas, a casi 10 meses de la desaparición de Guadalupe.