En febrero Felipe Moyano Daza de 26 años partió desde San Luis, en su moto, a cumplir su sueño de llegar a Alaska. El domingo lo logró después de recorrer 15 mil kilómetros y atravesar trece países con su compañera, una moto negra Rouser NS 200.
Durante los cinco meses de viaje, Felipe mantuvo a todos al tanto de sus travesías a través de su página de Facebook: "Pausa para viajar". Allí emocionado publicó: "Tanto lo pensamos! Tanto lo imaginamos! Tanto lo soñamos!!!!! Hoy se va cumplimento este viaje que empezamos a planear por esos primeros días de agosto del 2016, tantas noches pensando, tantas tardes de solo mirar la moto y ver más que una moto! Tantas veces que viajamos en la mente... Hoy las emociones, las palabras, y las ideas quieren salir todas juntas... Tanto que quedan atascadas en la puerta de la boca, tanto que no podemos hacer nada más que ser agradecidos! Agradecidos a la vida, al mundo, a la buena gente, a los amigos, a la familia, a todos los nuevos amigos, a cada mensaje, comentario de aliento, abrazo a la distancia o de la forma que sea con la que puedo compartir este viaje. HOY LLEGAMOS A ALASKA LA ULTIMA FRONTERA!!!!! Y cualquier palabra está de mas!".
Felipe siempre habla en plural porque hace referencia a su compañera de viaje, la Rouser NS 200.
El Diario de la República informó que para el puntano llegar a su destino anhelado no fue una tarea sencilla. Planificó el viaje desde el 2016, ahorró durante 365 días y "dejó" a su familia y novia.
En tan solo cinco meses recorrió 15 mil kilómetros y pasó por Bolivia, Perú, Ecuador, Colombia, Panamá, Costa Rica, Nicaragua, Honduras, El Salvador, Guatemala, México, Estados Unidos y Canadá. Atravesó planicies de sal, montañas, playas, volcanes, selvas, desiertos, frío y mucho calor. Durmió en carpa, casa de familias y hoteles económicos; todo para cumplir su objetivo.
"En Canadá hubo dos personas que nos regalaron mucha alegría. Entre charlas, que a veces se vuelven graciosas por la barrera del idioma, te brindan su amistad. Pasamos muchos días en ruta y la soledad se siente. Te esperan con un café y un rico desayuno cuando salís de la carpa. Te quieren ver en el próximo camping o te regalan una red para los mosquitos. No nos quedan más que palabras de agradecimiento, esto es lo más hermoso del viaje. Los paisajes se disfrutan, se aprecian y quedan en la memoria" manifestó y contó que a pesar de todo, muchas veces sintió miedo y soledad.
Felipe reflexionó: "Excusas para no hacerlo hay un montón. Yo prefiero decir lo intentamos a decir me hubiera gustado. No esperes a tener lo necesario para tu sueño, no esperes tener lo mejor, el tiempo o las posibilidades. Si de verdad lo querés vas a poder entrar en esa sintonía y en la vibra que te lleve de la forma que sea".
Ahora para volver a San Luis, deberá emprender otra travesía: le esperan unos 150 días de viaje, 15 mil kilómetros más pero una familia y novia que escucharán todos los detalles de su aventura y estarán deseosos de abrazarlo.