Reinventarse, salir adelante, optimismo conforman el denominador común de los emprendedores cuyanos, que rápidamente dieron un volantazo para no caer en la crisis del aislamiento social y obligatorio decretado en la Argentina a partir del 20 de marzo.
Mariela Avico (desde Maipú, Mendoza) al igual que Sofía Diez y Rocío Andreu (mendocinas que venden en San Luis) dejaron de lado sus costuras y diseños habituales para sumergirse en la creación de tapabocas. El chef sanjuanino Mauricio Terezco, aunque debió cerrar su restaurante, lejos de quedarse llorando, volvió a sus orígenes: elabora en casa menús fijos y da cursos on line de gastronomía. Emanuel Ponce tuvo que bajar las persianas de su próspero negocio de alquiler de bicicletas en San Rafael y, junto a su mujer, fabrica pastas caseras. En todos los casos, las redes sociales son las principales aliadas.
De Mendoza a San Luis
Sofía Diez (23) y Rocío Andreu (23) son estudiantes de diseño. El invierno pasado empezaron con la idea de diseñar buzos desde Mendoza que venden en San Luis. El éxito que consiguieron las llevó a proyectarse en la temporada siguiente y se animaron a diseñar remeras, camisas y trajes de baño.
Su marca es "no gender", es decir sin distinción de género, para que cualquiera pueda comprar las prendas y sentirse libre. Además, de a poco incorporaron el reciclaje y la sustentabilidad en sus creaciones, por lo que también utilizan bolsas y etiquetas cien por ciento orgánicas.
Por las preguntas y demandas de sus clientes, sumaron tapabocas originales a los diseños de los buzos que están produciendo para la temporada de invierno.
Confección familiar
Mariela Avico es maestra mayor de obras y emprendedora, de Maipú. Cose, teje y pinta desde que era chica. Aprendió de ver a su mamá y sus tías cuando vivía en Buenos Aires. Ya casada, su esposo le regaló las máquinas de coser y empezó haciendo ropa para sus hijos.
Luego, se dedicó a confeccionar y vender acolchados, sábanas y ropa para bebés.Y en marzo de este año lanzó su último emprendimiento."Las ganas de emprender vienen desde hace tiempo. Por las actividades de mis cuatro hijos no me quedaba tiempo para mí y este año, que la más chica empezó el jardín, decidí arrancar. Empecé en marzo haciendo cartucheras", contó.
El aislamiento social, preventivo y obligatorio por el Covid-19 no fue un impedimento para Mariela. "La cuarentena me ayudó porque tuve más tiempo para poder hacer más cosas. A pesar de todo esto que nos está pasando se puede salir y, con esfuerzo, se pueden hacer un montón de cosas", agregó.
En plena cuarentena, sumó a los trabajos que venía haciendo la confección de tapabocas. El primero se lo hizo a Guillermo, su esposo, ya que él debía seguir saliendo a trabajar. Luego se le ocurrió que podía ser interesante incorporarlos a sus productos, y rápidamente se hizo de clientes que le encargaban para ellos y para conocidos.
Mariela no está sola con todo esto, la maipucina tiene el apoyo de su familia:los chicos le ayudan a cortar, a colocar los elásticos en los tapabocas y a embolsar; la hija sube las fotos para las redes; el esposo es el encargado de repartir los pedidos.
De las bicis a las pastas
Emanuel Ponce (36) se cansó de los centros invernales, dejó de dar clases de esquí y se fue al rubro de las bicicletas.Desde abajo, supo darle forma a un negocio que fue toda una innovación en el sur mendocino: el delivery de bicicletas.El final del 2019 y el inicio de este 2020 fue todo un éxito para el sector turístico y para su negocio en particular.
A casi tres meses de la suspensión total de la actividad turística, Emanuel y Bárbara, su mujer, tuvieron que reinventarse y mientras esperan que el sector vuelva a trabajar, se las rebuscan vendiendo fideos entre otras pastas que elaboran en la casa."Tuvimos una temporada muy buena, trabajamos realmente bien y hasta el 18 de marzo las reservas y preventas para Semana Santa eran excelentes, pero cuando empezó la cuarentena se cayó todo", comentó Emanuel y agregó que tuvieron que cerrar, devolver el dinero de las reservas.
Como paliativo obtuvieron un crédito a tasa cero para monotributistas que les permite hacer frente a los gastos del local, pagar el alquiler, los servicios entre otras cosas.
Pero en esta idea de salir adelante a como dé lugar, se valieron de las destrezas culinarias de Bárbara y le echaron mano a la pastalinda de la madre de Emanuel. "Hacemos fideos caseros en la casa y los vendemos por las redes. Esto nos permite ganar algo de dinero para nuestros gastos mínimos, subsistir", contó.
Además, con las flexibilizaciones de estos días, están preparándose para reabrir un local de venta de comidas en Valle Grande."Estamos haciendo todos los cursos online sobre los protocolos de prevención y estamos expectantes de poder reabrir el negocio", sostuvo Emanuel.
Agudizar el ingenio
Mauricio Terezco es un conocido chef de San Juan. Supo ser el propietario de un restaurante clásico como lo fue Puerto Madero. Por la crisis del coronavirus, se vio obligado a cerrar sus puertas debido a los altos costos de mantenimiento que demandaba el lugar y que el delivery no podía cubrir.
"El sueño de todo chef es tener un restaurante propio. El 95% de los que estudiamos cocina queremos tener nuestro restaurante. Haber podido cumplir el sueño y tener que cerrar en estas condiciones, que no es ni siquiera culpa tuya, duele mucho. Pero no me podía paralizar así que volví a lo que siempre hice: cocinar, pero en mi casa. Son distintas condiciones de venta, pero es una posibilidad para que pueda continuar haciendo lo que me gusta y sé", confesó.
Terezco prefiere que lo llamen cocinero y no chef. Es muy conocido dentro del ambiente gastronómico no sólo por lo que prepara, sino también porque ha tenido una amplia participación en programas de televisión locales tales como "Mujer 2000", "Donde quiera que estés" hasta que pudo tener su propio programa al aire "Fácil y Sabroso".
Para Mauricio, el espíritu emprendedor es innato en los cocineros. Todos sueñan con el restó propio o con tener su propio negocio y generar desde la creatividad platos que gusten. Este mismo espíritu es el que lo guio a gestar distintos negocios.
Lo otro que también resurgió con la crisis del coronavirus fue volver a enseñar. De forma virtual, como se hace en estos tiempos. El curso que empezó a dictar es sobre arte gastronómico y se llenó rápidamente.
El lema del cocinero es seguir siempre a pesar de las adversidades y es de este modo como pudo reinventarse siempre manteniendo las ganas de ser su propio jefe y aprendiendo que las crisis son también una oportunidad de agudizar el ingenio.