La historia de Andrés Tejada, el boxeador que el último fin de semana noqueó a Jorge “Picante” Bermúdez y se coronó con el título vacante Fedebol superligero AMB, está plagada de obstáculos y superación personal. A él, este deporte le ofreció un camino de salvación: “Podría haber terminado en un cajón o en cana en el lugar que estaba. El boxeo cambió mi vida, también venir a San Juan, y mi mamá sobre todo”, relató en una entrevista exclusiva con Tiempo de San Juan.
Empezó a boxear a sus 10 años en el polideportivo del barrio la Gloria, en Mendoza. Más allá de que fue su refugio y contención en la adolescencia, recién lo tomó enserio cuando llegó a San Juan. Pero antes de llegar a la casa de sus parientes en Angaco, su vida fue bastante conflictiva y admitió que robaba y tenía problemas con las drogas.
“Vivimos un tiempo en Mendoza. Allá empecé a entrenar de intruso, un compañero de la escuela me invitó. Los primeros días terminé lleno de sangre, me hacían re cargar. Pero me empezaron a gustar las cosas que no se deben y todo se esfumó. Fumaba, robaba y me sentaba en la esquina a tomar. Andaba en la calle”, contó al diario sanjuanino.
Antes de desembarcar en Angaco, recorrió varias provincias. En realidad, nació en Chubut, y su madre lo crio sola y realizando todo tipo de changas: “Mi vieja trabajaba casi las 24 horas del día. Los fines de semana vendíamos todo y comíamos. Antes me daba vergüenza, pero ahora digo `mierda, lo que hace un padre para darle de comer a un hijo’”, admitió.
Después de que él fuera denunciado en la policía, su madre tomó la decisión de mandarlo a San Juan. Andrés era un pibe que atravesaba múltiples conflictos y aceptó el nuevo desafío. “Mi vieja se enojó y me mandó para estos lados. Acá empecé a trabajar cortando el pasto y en la cosecha. Hacía todo trabajo rural. También me inicié en el fútbol en un club de Angaco, que fue gracias a esto que terminé en el Mocoroa”, contó.
Una pelea suya en un partido de la liguilla angaquera deslumbró a un espectador que se le acercó y lo invitó a boxear profesionalmente. “Un lunes cayó a mi casa y me dice `vamos a entrenar`, y fui con él. Caí al club con un bolso, sin guantes ni zapatillas. Sí tenía un par de vendas. Ahí empezó todo, poco a poco pude salir adelante”, recordó Andrés. Así fue como San Juan y el boxeo le dieron una nueva oportunidad. Se puso en pareja con Estrella y tuvo dos hijos, Luana y Tiziano.
“Conocí muchos lugares y personas gracias al boxeo. No estoy bien ni tampoco mal económicamente gracias a esta disciplina, porque mediante este deporte pude conocer a un señor que me brindó un trabajo estable (es operario de una empresa privada). Mi vieja ahora está tranquila y contenta por la vida que llevo”, confesó, y luego agregó: “Quiero seguir peleando, quiero seguir dándole para adelante”.
Su potente derechazo en el tercer round el último fin de semana dejó maravillados a los fanáticos del cuadrilátero. “Era una pelea decisiva para mí. Si ganaba seguía, si perdía colgaba los guantes”, dijo Tejada, recordando su derrota de noviembre pasado en Luis Guillón, Provincia de Buenos Aires.