La semana pasada, en la localidad salteña de Río Piedras, un hombre de 40 años ingresó en el domicilio de la víctima, una mujer de 74, y la sorprendió mientras dormía. Le puso un trapo en la cabeza, la golpeó en varias partes del cuerpo, la amenazó de muerte con un cuchillo para que le entregue dinero, luego la sometió sexualmente y escapó.
Una vez que se encontró sola la mujer llamó a la policía. Cuando los uniformados llegaron al lugar el agresor había escapado. Estos pudieron constatar que la víctima presentaba lesiones de consideración en distintas partes del cuerpo, en especial en la cara, a la vez que tenía manchas de sangre en la ropa. La víctima se encontraba en estado de shock.
Los efectivos de la policía preguntaron a la víctima si alguien más vivía con ella, y esta manifestó que estaba sola, pero que tenía dos inquilinos: uno al costado de su casa y otro, en el sector del fondo.
Al llamar a la puerta del inquilino del lado, abrió un hombre que sostuvo que “no vio ni escuchó nada”. Sin embargo, a simple vista se evidenciada su estado de ebriedad o efectos de alguna sustancia estupefaciente, la cara colorada y hematomas en el cuello.
Cuando insistieron si había visto o escuchado algo que le llamara la atención, el imputado se puso nervioso y dijo que se había quedado dormido, que no sabía nada y que había estado bebiendo cerveza junto a un amigo.
En ese momento, la víctima llamó a su teléfono celular robado, en el marco de los hechos denunciados y el tono de llamada que reconoció, provino desde la casa que alquilaba al imputado.
El fiscal penal 2 de Metán, Gonzalo Gómez Amado, imputó provisionalmente a un hombre de 40 años, acusado de los delitos de abuso sexual con acceso carnal doblemente agravado por causar grave daño en la salud y por el uso de armas, robo doblemente calificado por causar lesiones y por el uso de armas, todo en concurso real, en perjuicio de la mujer de 74 años.