El esfuerzo se hace notar, y cada persona que da a conocer su historia para lograr sus objetivos conmociona a la sociedad. Así ocurrió un joven que se pasa horas en una esquina de un barrio salteño vendiendo bollitos de panes para ayudar a su familia, y a la vez no deja de lado su objetivo: estudiar.
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A través de las redes sociales se dio a conocer una imagen donde se observa a un joven sentado en el cordón de la vereda leyendo o tomando apuntes de sus estudios, y a la vez, se deja ver el carro con el que vende el pan para llevar el dinero todos los días a su casa.
“Cuando iba a buscar a mí hija al colegio pase por la antigua cooperativa y me pare a ver por curiosidad que estaba haciendo el joven. Me sorprendió verlo hacer las tareas. Me sentí orgullosa como docente el saber que hay chicos que todavía ayudan en casa y cumplen con sus obligaciones de alumno”, compartió Adriana, una profesional de la educación en su cuenta de Facebook, donde comenzó a hacerse conocida la historia.
La publicación que realizó la mujer se llenó de comentarios elogiando la actitud del joven, y otros tantos que asegurando que lo que estaba haciendo era incorrecto, dado que él no debería estar trabajando sino más bien, estudiando en su hogar.
Por su parte, “Quien sabe quizás lo que tiene, lo tiene con mucho esfuerzo, pero aquí se ve un gran ejemplo de persona. El ejemplo de que las cosas cuestan y que valora hasta lo mínimo que logra conseguir”, expresó otra vecina.