Este año se celebra el bicentenario del paso a la inmortalidad del general Martín MIguel de Güemes, quien fue herido en la noche del 7 de junio de 1821 en la esquina de Belgrano y Balcarce en la ciudad de Salta. Junto a sus gauchos, el héroe busca refugio y cruza el campo de la Cruz, sin caer de su silla.
El grupo penetró entonces en la quebrada de Chachapolla, dirigiéndose hacia el este llegando a una posta que existía a 8 kilómetros de distancia de la ciudad de Salta, en la Lagunilla, conocida como de Doña Pancha Luna. Según los escritos del Coronel Don Eusebio Mollinedo, quien estaba con él en esa fatídica fecha, el héroe fue herido en la columna vertebral por un disparo de arma de fuego de una partida enemiga. Mantuvo la entereza de su carácter a pesar de padecer terribles dolores, hasta que llegaron a la porta y pudo descansar y ser asistido.
Se avisó entonces al Comandante Ríos, quien esperaba en el Tincunaco con el resto de la escolta, para que informara a las fuerzas acampadas en el campo de Velarde y se incorporaran a la partida, así como también al Presbítero Don Francisco Fernández de la herida del general. Los soldados, el Comandante Ríos y el Presbítero Fernández improvisaron una camilla con la cual transportaron a Güemes camino a la finca Las Higuerillas, llegando sin mayores complicaciones y esperando la llegada de un parte importante, y de la partida del Capitán Cabral que trasladaba al médico Antonio Castellanos, para que recibiera los cuidados médicos el general.
El Dr. Castellanos diagnosticó la gravedad de la herida, dándose cuenta del mal pronóstico. En mejor estado y más organizados, los presentes decidieron poner a salvo al héroe gaucho, reanudando la marcha en dirección del puesto de la Higuera, muy seguro y estratégico porque se comunicaba a poca distancia con las fincas La Quesera y La Cruz, donde estaban los campos de entrenamiento de los gauchos de Güemes. En su grave estado, el general no pudo continuar el avance, y bajo la sobra de un Cebil falleció.