Quiénes eran los salteños que viajaban en el ARA San Juan

Se cumplió un año de la desaparición del submarino ARA San Juan y todavía no hay pistas sobre su paradero. En la nave de la Armada Argentina viajaban 44 tripulantes, entre los que había siete salteños: Roberto Daniel Medina, Jorge Valdez, Ramiro Arjona, Luis Carlos Nolasco, Cristian Ibañez, Sergio Cuellar y Marcelo Enríquez.

El homenaje a los desaparecidos se realizará hoy desde las 16 en Mar del Plata y estará encabezado por el presidente Mauricio Macri. Participará un centenar de familiares que llegaron a la base naval desde diferentes puntos del país. Primero se realizará una misa y luego en acto.

Hace unos días en la zona sur de la ciudad inauguraron una plaza en homenaje a los tripulantes salteños que viajaban a bordo del submarino.

Los salteños en el ARA San Juan

Sergio Cuellar tenía 35 años, era oriundo de Salvador Mazza mientras que Ramiro Arjona, de Campo Quijano, se enlistó en la Armada hace más de 10 años. Jorge Valdéz, por su parte, nació en Yrigoyen, terminó de estudiar y comenzó su vida en Buenos Aires.

Roberto Daniel Medina de 40 años era el maquinista del submarino y Cristian Ibáñez trabajó 10 años en el submarino. Su madre contó que la última vez que hablaron fue por teléfono, antes de que él se embarcara.

Luis Carlos Nolasco tenía 30 años. En 2007 dejó Salta para ingresar a la Armada Argentina y cumplir así un sueño por el que venía luchando desde hacía años.

Marcelo Enríquez era de El Quebrachal. Estaba casado, y dejó en tierra dos hijas: (de 11 y 7 años), las que se radicaron en Mar del Plata cuando él se unió a la Armada.

El submarino ARA San Juan desapareció el 15 de noviembre del año pasado. Su búsqueda, sin resultados, comenzó en las horas posteriores a su última comunicación con la base. Días más tarde se confirmó que la nave había sufrido una "anomalía hidroacústica" resumida como "un evento anómalo, corto, violento y no nuclear" en su zona de operaciones a las 10.30 del 15 de noviembre.

Muchos familiares se resignaron ante la pérdida de los tripulantes mientras que otros mantienen intacta la esperanza de que el submarino aparezca.